¿Por qué es tan fácil hablar mal?
Hablar mal de otros es sumamente fácil. Basta con poner en la mira a un personaje de la vida política, económica, deportiva, cultural, religiosa, y lanzar palabras acusatorias, normalmente adecuadas a cada ámbito.
Hablar mal de otros es sumamente fácil. Basta con poner en la mira a un personaje de la vida política, económica, deportiva, cultural, religiosa, y lanzar palabras acusatorias, normalmente adecuadas a cada ámbito.
Los hijos lo asimilan todo de sus padres: sus reacciones, su conducta, sus actitudes, sus virtudes y también sus defectos. De ahí la importancia de dar buen ejemplo.
En el tema de vivir la caridad y no criticar a los demás, es algo que se aprende desde el seno del hogar.
C. S. Lewis, el célebre autor inglés de Las Crónicas de Narnia y cuyas obras recomiendo ampliamente por la riqueza de sus contenidos, tiene otro libro suyo bastante interesante, titulado: Cartas del Diablo a su sobrino.
Poco antes de su martirio, santo Tomás Moro consuela a su hija con estas palabras: “Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que Él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad mejor”.
Me acorde de esta frase al ojear el periódico hace unos días.