Dios, esposo fiel
Dios, esposo fiel
Dios, esposo fiel,
si en este mundo hay un puñado de amor
y si entre los hombres es posible una cierta comunión,
es obra y promesa tuya.
Te rogamos que,
como esposa y esposo, como amigo y como prójimo
Dios, esposo fiel,
si en este mundo hay un puñado de amor
y si entre los hombres es posible una cierta comunión,
es obra y promesa tuya.
Te rogamos que,
como esposa y esposo, como amigo y como prójimo
Dios mío, Tú eres todo ternura para mí.
Te lo pido por tu Hijo amado:
dame la gracia de llenarme de misericordia
y de amar todo lo que Tú me inspires.
Dame la gracia de compadecerme
de quienes viven en la aflicción
y de correr en ayuda
de los que pasan necesidad.
Dame la gracia de aliviar a los desgraciados,
de prestar asilo a los que no lo tienen,
de consolar a los que sufren,
de animar a los deprimidos.
Te amo, Oh mi Dios.
Mi único deseo es amarte
Hasta el último suspiro de mi vida.
Te amo, Oh infinitamente amoroso Dios,
Y prefiero morir amándote que vivir un instante sin Ti.
Te amo, oh mi Dios, y mi único temor es ir al infierno
Porque ahí nunca tendría la dulce consolación de tu amor,
Oh mi Dios,
si mi lengua no puede decir
cada instante que te amo,
por lo menos quiero
que mi corazón lo repita cada vez que respiro.
Santa María de Guadalupe:
A ti que nos amas con especial ternura,
velas por nosotros con maternal intercesión
y nos procuras siempre tu eficaz ayuda
suplicamos tu protección y auxilio
para superar pronto esta epidemia
que ha venido a afectar nuestra nación.
Cúbrenos con tu manto,
líbranos de este mal.
Ruega por todas las autoridades
y por quienes tienen poder de decisión
para que sepan establecer medidas y prioridades
Señor Jesús,
que me conozca a mí y que te conozca a Ti,
Que no desee otra cosa sino a Ti.
Que me odie a mí y te ame Ti.
Y que todo lo haga por Ti.
Que me humille a mi y te exalte a Ti.
Que no piense en nada sino en Ti.
Que me mortifique a mí y viva en Ti.
Que acepte todo como venido de Ti.
Que me persiga a mí , te siga a Ti,
Y que siempre opte por seguirte a Ti.
Señora Mía
¡Qué dolor el tuyo!
¡Qué dolor el mío!
¡Qué dolor el de ambas!
¡Se nos ha muerto un hijo!
El tuyo más grande,
el mío pequeñito,
¡Los dos tan hermosos!
¡Un Dios y un niñito!
¡Qué dolor el tuyo,
entregarlo a los hombres;
qué dolor el mío,
entregárselo a Dios!
¡Qué alegría la tuya! ¡Me alegro por ti!
¡Vives ya con ellos! ¡Te abrazan al fin!
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Amén.