Oración para pedir serenidad
Oración para pedir serenidad
Virgen de la esperanza,
Madre de los pobres,
Señora de los que peregrinan: óyenos.
Hoy te pedimos por América,
el continente que tú visitas,
con los pies descalzos,
ofreciéndole la riqueza
del Niño que aprietas en tus brazos.
Un niño pobre, que nos hace ricos.
Un niño esclavo, que nos hace libres.
Virgen de la esperanza:
América despierta.
Sobre sus cerros despunta la luz
de una mañana nueva.
Es el día de la salvación
que ya se acerca.
Señor Jesús, llegaste a mí humilde
y discretamente, para ofrecerme tu amistad.
Me elevaste a tu nivel, bajándote tú al mío,
y deseas un trato familiar, pleno de abandono.
Permaneces en mí misteriosamente,
como un amigo siempre presente,
dándoseme siempre,
y colmando por completo
todas mis aspiraciones.
Señor,
Hoy pude verme reflejado en los ojos de mis hermanos,
y sentí angustia.
Mis ojos miraban con temor y desolación. Y no veían.
Mis manos pedían, señalaban y exigían. Y no daban.
Mis labios hablaban con ira y soberbia. Y no consolaban.
Mis oídos escuchaban mis propias palabras Y no oían.
Mi corazón latía frenético y duro. Y no amaba.
Mis pies se movían pisando caídos. Y no avanzaban.
Mis dones se ponían a mis órdenes. Y no servían.
Señor Dios, Padre nuestro, te damos gracias
y te glorificamos, porque nos has amado
tanto en tu Hijo Jesucristo. Porque en El
nos has hecho tus hijos adoptivos.
Gracias Padre Santo, porque nos mandas amarnos
unos a otros, y al amarnos, te amamos a Tí y
te reconocemos como Padre.
Señor Jesús, muchos son los bienes que me has prodigado, y por ellos te doy infinitas gracias, aunque poco, casi nada he podido administrar correctamente.
Bien sabes, que carezco de astucia, y la diplomacia no es mi fuerte, además de mi corta inteligencia hacen que con gran esfuerzo intente seguirte cada día.
Señor Dios, cuando la multitud de los pecados pareciera ya separar
la humanidad de Tu hermosa y grandiosa presencia para siempre,
Tu misericordiosamente nos enviaste a Tu único Hijo,
nuestro Señor Jesucristo; para que con su Pasión,
Muerte y Resurrección pudiéramos una vez mas entrar en Tu eterna presencia.
Este preciosísimo acto de completa compasión y de total amor,
Señor Jesús, muchos son los bienes que me has prodigado, y por ellos te doy infinitas gracias, aunque poco, casi nada he podido administrar correctamente.
Bien sabes, que carezco de astucia, y la diplomacia no es mi fuerte, además de mi corta inteligencia hacen que con gran esfuerzo intente seguirte cada día.
Señor, sé nuestra Luz en cada día,
para poder ver por donde vamos,
y descubrir cual es la guía
que nos conduce al sendero de la vida.
Sé tú Señor, nuestro compañero de camino
de los que vamos por el mundo
para aprender que hacer en cada instante
y no perder el rumbo a medio día.
Si Tú nos acompañas,
feliz será la vida nuestra
y andaremos con paz y en alegría,
porque contigo, Señor,
la vida es esperanza y regocijo.