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Oraciones de alegría

Oración de los esposos que esperan un hijo

Oración de los esposos que esperan un hijo

 

 

Señor, Padre nuestro, tú sabes con cuánta alegría hemos sabido que una nueva vida ha surgido entre nosotros. Te damos gracias por este don maravilloso con el que nos has hecho partícipes de tu divina paternidad. Tú sabes la trepidación que se vive en la espera. Te lo pedimos, Señor: vigila y protege esta pequeña y delicada vida, este cuerpo y esta alma llenos aún de misterio, para que llegue sana a la luz del mundo y a la nueva vida del Bautismo.

Oración en la espera de un Hijo

Oración en la espera de un Hijo

Oh Señor, Padre nuestro,
te damos gracias por el don maravillosa
con el cual nos haces partícipes
de tu divina paternidad.
En este tiempo de espera, te pedimos:

protege este hijo nuestro,
lleno aún de misterio,
para que nazca sano a la luz del mundo
y al nuevo nacimiento del bautismo.
Madre de Dios, a tu corazón maternal confiamos nuestro hijo. Amén.

Oración para los esposos

ORACIÓN PARA LOS ESPOSOS

 

Ave María, tan pura, tan bella, madre de Dios y madre nuestra.
Tenemos la osadía de darte el título de madre nuestra
a pesar de nuestra pequeñez y de ser a veces tan mezquinos.

 

Nosotros, los hombres, cuando nos domina el egoísmo,

cuando dejamos todos los pesos del hogar en los brazos de la esposa;

cuando llega la noche, olvidando que alguien nos espera,

sólo pensamos poner la cabeza en el diario, o escuchar el noticiero deportivo;

Oración por las sonrisas

Oración por las sonrisas

 

Señor, renueva mi espíritu y dibuja en mi rostro sonrisas de gozo por

la riqueza de tu bendición.

 

Que mis ojos sonrían diariamente por el

cuidado y compañerismo de mi familia y de mi comunidad.

Que mi corazón sonría diariamente por las alegrías y dolores que

compartimos.

 

Que mi boca sonría diariamente con la alegría y regocijo

de tus trabajos.

Que mi rostro dé testimonio diariamente de la alegría que tú me

Señor, hoy me refleje en mis hermanos

Señor, hoy me refleje en mis hermanos

 

 

Señor,

Hoy pude verme reflejado en los ojos de mis hermanos,
y sentí angustia.

Mis ojos miraban con temor y desolación. Y no veían.
Mis manos pedían, señalaban y exigían. Y no daban.
Mis labios hablaban con ira y soberbia. Y no consolaban.
Mis oídos escuchaban mis propias palabras Y no oían.
Mi corazón latía frenético y duro. Y no amaba.
Mis pies se movían pisando caídos. Y no avanzaban.
Mis dones se ponían a mis órdenes. Y no servían.