Señor, que quieres de mi
Señor, que quieres de mi
Jesucristo, estoy aquí este momento delante de Ti para pensar un poco en la vida, en los demás, en mí, en tantas cosas que me dan vueltas en la cabeza y no logro entender sobre Ti, sobre el mundo, sobre mí mismo.
Quisiera hacer grandes cosas por Ti, por los hombres, para que mi paso por la historia no resultara vano.
Yo sé que en Ti está la Vida y la Verdad y por eso vengo a beber en la única Fuente capaz de apagar mi sed de verdad, de bondad, de belleza.