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Semana Santa

Viernes Santo

Viernes Santo

Mt. 27, 27-50

Reflexionemos en Cristo en la cruz, en el crucifijo en el cual nosotros acabamos aprendiendo a Cristo, acabamos reconociendo a Cristo. ¿Qué es lo que vemos cuando miramos el crucifijo? La cruz de Cristo en el Calvario es el testimonio de la fuerza del mal contra el mismo Hijo de Dios; es el poder del mal que en estos momentos parece no tener freno. Incluso Aquél que había vencido al mal, en sus diversos medios de presentarse en la historia del hombre, en el pecado, en el dolor, en la muerte, ahora se ve totalmente a disposición del mal.

Jueves Santo, Ciclo C

Lc. 22, 14-23

Siempre que uno reflexiona sobre el misterio de la Eucaristía, podría dejar de lado que la Eucaristía es un misterio de presencia de Cristo, un misterio de entrega de Cristo. Una entrega que se hace presencia cada vez que el sacerdote pronuncia las palabras sacramentales sobre el pan; una presencia que se hace compañía cada vez que nosotros nos acercamos al sagrario.

Miercoles Santo

Miércoles Santo

Jn 19, 1-6

Acompañar a Cristo en su pasión tiene que ser para nosotros un enraizarnos profunda y convencidamente en los aspectos más importantes de nuestra vida. El seguimiento de Cristo es para todos nosotros un atrevernos a clavar la cruz en nuestra existencia, conscientes de que no hay redención sin sacrificio, no hay redención si no hay ofrecimiento.

Martes Santo, Ciclo C

Mc. 14, 32-42

Getsemaní es el momento de la obscuridad de la voluntad de Dios; momentos en los cuales el mismo Cristo pide que se le aparte el cáliz: “¡Abba, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú.”

San Marcos refleja la obscuridad que se presenta dentro del alma de Cristo. Los comentaristas de la Escritura siempre han visto aquí un momento en el cual como que Cristo viene a preguntarse: Todo lo que yo voy a hacer, ¿merecerá la pena?

¡Cuero!

Para muchos el mejor elogio que se les puede hacer es que los llamen ¡cuero! (Nota: En México se utiliza esta expresión para designar a una persona que tiene un hermoso cuerpo y, en algunos casos, también una bonita cara; es decir paquete completo de hermosura). Exagerar en la preocupación por la belleza física puede llevarnos al olvido o depreciación del alma.

¡Basta un click!

¡Basta un click!

No puedo olvidar este hecho. Era Semana Santa. Un amigo mío transcurría sus “vacaciones” en los poblados del pico de Orizaba. Me presumía que es uno de los paisajes más bellos del mundo: con su volcán eternamente nevado y los grandes abismos de cañadas y bosques a sus pies.

María junto a la cruz

La voluntad de Dios significó dolor, renuncia, humillación, obediencia, silencio, ocultamiento, insultos, desprecio, hasta el momento culminante de la cruz, cuando se consumó también para Ella su pasión junto a su Hijo amado. María no tuvo nunca voluntad propia, pues su vida, su ilusión, su gozo, su paz fue siempre lo que Dios le fue descubriendo como fruto de aquel sí generoso de la anunciación.

Dias grandes

JUEVES SANTO

Guardad silencio y recoged el alma,

escuchad cautivado el más tierno ¡Abba!

que en el dolor de la noche más angustiosa

leva el Señor al cielo con humana mirada

en óbito benigno de este Dios que no escapa

del pavor tan triste de una noche dolorosa.

Oíd, atended para comprender lo que se oye:

el templado silencio de la oración que escoge

el soez destino de un cáliz que no pasa

y rezuma dolor en la sangre que brota.

¡Es Dios, es Dios mismo quien se coloca