El adolescente, la amistad y el amor
La adolescencia es la etapa más extraordinaria de la vida humana, pero no es la más feliz. El adolescente es un ser nostálgico pero con una “nostalgia esperanzada” (con saudade, dirían los portugueses).
La adolescencia es la etapa más extraordinaria de la vida humana, pero no es la más feliz. El adolescente es un ser nostálgico pero con una “nostalgia esperanzada” (con saudade, dirían los portugueses).
Los cristianos de la primera hora tenían un concepto altísimo de la dignidad de su llamada. Comprendían que es imposible ser cristiano de verdad y pactar al mismo tiempo con el pecado.
Un autor del siglo XVI, español, escribe: “Entre todas las cosas humanas, ninguna hay que con mayor acuerdo se deba tratar (...) que sobre la elección de vida que debemos seguir. Porque si en este punto se acierta, todo lo demás es acertado; y, por el contrario, si se yerra, casi todo lo demás irá errado”, escribe fray Luis de Granada (Guía de pecadores).
La vida a veces nos vapulea. Subimos, bajamos, estamos bien y al rato nos tienen que sacar del cubo de la basura. Hoy compramos un billete para ir de vacaciones a tal lugar, y mañana quisiéramos romperlo para quedarnos más tiempo con la familia o los amigos.
Nuestras decisiones tienen muchos ingredientes. Análisis fríos, emociones calientes, presiones de los de casa o en el trabajo, intuiciones y miedos: todo se mezcla y, de repente, decidimos.
Octavio Paz dice que “la castidad cumple la misma función en Oriente que en Occidente: es una prueba, un ejercicio que nos fortifica espiritualmente y nos permite dar el gran salto de la naturaleza humana a la sobrenatural”[1][1].
Con el alma clara, limpia, se entiende más la grandeza del amor. A veces los jóvenes dicen que no se pueden controlar. Hay que decirles: “Si lo (la) quieres, no se hagan daño mutuamente”.
—Fulanita, dame una prueba de amor-, dijo un joven.
Yo creo que la vida es maravillosa, fascinante. Se trata de disfrutarlas las cosas según vienen. A veces uno se pregunta: ¿Qué misterio encierra el amor, que puede hacer feliz o desgraciada a una persona?
Muy buenas tardes Rebeca, le escribo ya que llevo horas buscando información sobre los celos en internet y este artículo suyo: "Los celos revelan una inseguridad interior", me ha logrado llegar y explica muy bien lo que siento, pues creo que estoy muy consciente de mi problema, que soy muy celosa y que desearía no serlo o al menos mejorarlo, por favor recomiéndeme un libro o déme un consejo, me siento muy mal y no quiero sentirme mas así. Gracias. Amparo a
Miguel de Cervantes decía:
“es de vidrio la mujer,
pero no se ha de probar
si se puede o no quebrar,
porque todo podría ser”
—Fulanita, dame una prueba de amor-, dijo un joven.
— Si te casas conmigo no te doy una prueba, sino muchas. Si me amas, sabrás esperar a que estemos preparados para casarnos.
— Es que quiero saber si nos acoplamos, responde el joven.
Mi historia es dolorosa de compartir, pero quiero que conozcas lo que me ocurrió para que no vayas a ser lastimada como yo. Tenía 23 años y siempre había planeado ser virgen al casarme. Soñaba con andar por la nave de la Iglesia con un vestido blanco, signo de mi pureza y del regalo que daría a mi esposo. Esto era muy importante para mí y me ayudó a permanecer fuerte por mucho tiempo. Ojalá que hubiera perseverado, pero no fue así.
Se lo dije a mis padres...
La clave del éxito en el matrimonio
Castidad conyugal: "Amor triunfal de dos personas sexuadas".
Hablar de castidad en pleno siglo XXI puede parecer chocante y anacrónico. Tal vez porque, erróneamente, ese término suele aludir a un conjunto de negaciones del todo ajenas al amor, hasta acabar por identificarse con la pura y simple abstención del trato corporal.
Soy de la idea de que en este mundo, donde Dios ha manifestado su inmenso amor por nosotros, se lució en el tema de la belleza. Gracias a ello podemos disfrutar de tantos paisajes, amaneceres, atardeceres, del encanto de algunos animales, plantas y, de manera especial, de la hermosura del cuerpo humano... bueno... de algunos. Pues aunque cueste trabajo encontrarlos, los hay, y muy bellos.