La Iglesia de Jesús
Hay gente que dice: “Yo acepto a Cristo, pero a la Iglesia , no”. La misión de Cristo fue fundar su Iglesia. El hombre es capax Dei, es decir, es capaz de alcanzar la comunión con Dios.
Hay gente que dice: “Yo acepto a Cristo, pero a la Iglesia , no”. La misión de Cristo fue fundar su Iglesia. El hombre es capax Dei, es decir, es capaz de alcanzar la comunión con Dios.
Un estudiante decía a su maestro:
—¿Por qué seré tan tímido? ¿Por qué me siento inferior por mi poca estatura y porque tengo poco dinero?
Su maestro respondió:
—Porque tienes una falsa escala de valores: ¿piensas que la Madre de Jesús o San José se sentían poca cosa porque eran pobres? Te falta la verdadera estatura de un hijo de Dios. Eres grande y no lo sabes.
Un estudiante decía a su maestro:
—¿Por qué seré tan tímido? ¿Por qué me siento inferior por mi poca estatura y porque tengo poco dinero?
Su maestro respondió:
—Porque tienes una falsa escala de valores: ¿piensas que la Madre de Jesús o San José se sentían poca cosa porque eran pobres? Te falta la verdadera estatura de un hijo de Dios. Eres grande y no lo sabes.
La Edad Media era cristocéntrica. Uno de los intereses del hombre medieval era encontrar el cáliz que Jesús usó en la Última Cena: el Santo Grial, por eso gran parte de la literatura medieval gira en torno a la búsqueda del Santo Grial.
Jesús quizo derramar su sangre preciosa desde su infancia por nosotrosEl Niño Dios quiere ya derramar en su primera infancia, gotas de su sangre en favor de los hombres.
En medio de las fiestas del año nuevo, hay un aspecto que va cayendo insensiblemente en el olvido: la celebración de la festividad de la Circuncisión del Señor.
Esta solemnidad fue instituida, para celebrar la memoria de la sangre derramada por Jesucristo en los primeros días de su vida mortal.
La Encarnación como instante fundamental en la Historia de la Salvación, tiene dos dimensiones, según la Redemptor Hominis: una dimensión divina y otra humana. Dios se hace hombre y así devela el rostro de Dios, que no es sólo Juez, sino antes que nada, Padre. Mediante esa realidad Dios se abaja al hombre con amor eterno, lo transforma y lo hace una criatura nueva. En ese momento se hace realidad el amor de misericordia.
La tierra de Jesús
Ana Catalina dice: En Palestina, los caminos van “entre vericuetos y senderos torcidos entre valles y montañas. Por eso los cálculos de distancia son con frecuencia muy diversos”1.
Ni siquiera Dios quiso prescindir de un hogar. El Todopoderoso, que en Belén –apenas lo acabamos de contemplar en su Nacimiento- no tuvo ninguna comodidad, nació en la pobreza y desamparo más absolutos, consideró sin embargo imprescindible contar con una familia.
Los cristianos comienzan el año antes que los demás, como si quisieran adelantarse para anunciar algo grande; aunque en realidad es Dios, el creador del tiempo, quien señala sus etapas. Litúrgicamente, el año cristiano se inicia en el Adviento. Empezamos a prepararnos siempre de nuevo, como si fuera la primera vez y al mismo tiempo la última vez que viene el Hijo de Dios al mundo. Y no es “como si fuera”, sino que así “es”. Porque Dios sigue llegando como el amor-nuevo por vez primera.
El próximo 24 de diciembre por la noche, proclamaremos con alegría: "Hoy nos ha nacido el Salvador", esta es una profunda confesión de fe, una proclamación de la certeza que tenemos de que Jesucristo es nuestro Salvador.
Este, nuestro hoy, está íntimamente ligado al hoy de hace dos mil años, cuando el Hijo eterno del Padre, habiéndose hecho hombre en el seno purísimo de la Santísima Virgen María, nació para ser nuestro Salvador.