Jesús, aquí presente en forma real,
te pido un poco más de fe
y de humildad.
Y así, poder ser digno de compartir
contigo, el milagro
más grande de amor.
Milagro de amor tan infinito,
en que tú, mi Dios te has hecho,
tan pequeño y tan humilde
para entrar en mí.
Milagro de amor tan infinito
en que tú mi Dios te olvidas
de tu gloria y de tu
majestad por mí.
Y hoy vengo, lleno de alegría,
a recibirte en esta Eucaristía.
Te doy gracias
por llamarme a esta cena
porque aunque no soy digno,
visitas Tú mi alma.
Milagro…
Gracias Señor, por esta Comunión.