1) Para saber
El Papa Benedicto XVI, siendo la voz de la Iglesia, fomenta el mensaje de Cristo, del cual una parte esencial es el amor al prójimo. Ese amor, nos dice, es “querer su bien y trabajar eficazmente por él” (Caridad en la Verdad, n 7). Pero no podemos quedarnos ahí. Dado que vivimos en sociedad, hay un bien relacionado con el vivir social de las personas: es el bien común.
El bien común, continúa continua el Papa, es el bien de ese «todos nosotros», formado por individuos, familias y grupos intermedios que se unen en comunidad social. Si deseamos vivir la justicia y la caridad, hemos de buscar y fomentar el bien común. Pero como uno solo no puede conseguirlo, por ello los hombres se han de organizar en instituciones de tipo jurídico, civil, político y cultural, edificando así a la sociedad.
Se ama al prójimo tanto más eficazmente, cuanto más se trabaja por un bien común que responda también a sus necesidades reales. Todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y sus posibilidades de incidir en la ciudad.
2) Para pensar
Una persona hacía una curiosa comparación. Decía que la vida puede ser como el juego de “Las Damas Chinas”. Ese juego se trata de meter todos las piezas (son diez) en el extremo opuesto en un tablero en forma de estrella de David. Suele jugarse con canicas, aunque pueden usarse fichas.
Ese juego, si uno reflexiona sobre sus reglas, es como una filosofía de la vida.
Primera Regla: Nunca se puede avanzar dos casilleros de una sola vez, se ha de avanzar de uno en uno. Lo cual lo podemos traducir en la paciencia y la constancia que necesitamos para lograr algo.
Segunda Regla: También se puede avanzar saltando a otras piezas. En la vida también hemos de avanzar ayudándonos unos a otros. Todas se ayudan entre sí viviendo la solidaridad.
Tercera Regla: Las fichas contrarias no se “comen”, sino sirven también para avanzar. En la vida los contrarios no se eliminan, sino pueden servir también para avanzar.
Cuarta Regla: Se gana sólo cuando se logra meter todas las piezas en el extremo opuesto, sin que falta una. Sucede que así tendría que ser en la vida, solo se gana cuando todos conseguimos nuestro bien sin olvidarnos de ninguno.
Al terminar, si uno aprendió de sus errores, jugará el próximo juego con mayor atención y posibilidades de éxito. Como en la vida, hay varios ciclos y cada uno hay que saberlo vivir y, a la vez, como en el juego, pasarla lo mejor posible.
3) Para vivir
La acción del hombre sobre la tierra, cuando está inspirada y sustentada por la caridad, contribuye a la edificación de esa ciudad de Dios universal hacia la cual avanza la historia de la familia humana.
El Papa nos recuerda que en una sociedad en vías de globalización, el bien común y el esfuerzo por él, han de abarcar necesariamente a toda la familia humana, dando así forma de unidad y de paz a la ciudad del hombre, y haciéndola en cierta medida una anticipación que prefigura la ciudad de Dios sin barreras.