1.- Un caso de la vida real
Se llama... y tiene ya 16 años. Estudia el tercero de secundaria. Su madre confió en la palabra de una gran inmaduro que, para sentirse hombre, seducía mujeres. Así nació ... Algunos familiares quisieron convencer a la burlada madre de que abortara, pero ella no cedió. La madre murió pronto. El padre, que vive en la misma villa, vuelve la cara cuando lo encuentra. Lo crió la abuela. De ella recibió una nada dulce mezcla de amor y reproche.
Desde los nueve años juega fútbol. Tiene una buena colección de trofeos logrados en diversos torneos infantiles, tan abundantes en el Gran Buenos Aires; y en los que tantos chicos participan. A los doce, por haber salido campeones - en uno de ellos, lo llevaron con su equipo a las montañas de Córdoba. Fue en esa semana donde los compañeros le abrieron los ojos para lo sexual. Vio cómo hacían y aprendió de ellos.
El fútbol era su vida. Jugaba muy bien. Era el único ambiente donde él se sentía valorado y querido. Es que él era de los buenos de verdad.
Terminó la primaria y no siguió. Empezaron las malas juntas, la cerveza y las chicas ligeras... Con una debutó. Era mayor que él. Debutó y siguió. Y siguió y siguió varios meses.
El fútbol era todo para él. Alguien lo vio jugar, le tomó cariño y comenzó a llevarlo a su casa. Toda la familia lo empezó a querer. Hablaron con la abuela y lo inscribieron en una secundaria técnica. Eran gente de dinero y lo apadrinaron. Durante el mes casi completo que la abuela pasó internada, fue más que huésped de esa familia. Casi un nuevo hijo. Y en la habitación del hijo le pusieron una cama.
Era marzo pero aún hacia calor. La hija de 20 años se trajo sus amigas a la piscina. Ropa de baño ínfima. El hermano propio y el nuevo las espiaban. A la noche los dos muchachos miraron juntos pornografía. Y el uno frente al otro se masturbaron. Sucedió varias veces en ese mes.
La abuela volvió del hospital. Pero ese año el muchacho pasó casi tanto tiempo en la casa de sus "padrinos" como con la abuela. Es que ha encontrado a alguien que también lo quiere fuera de la cancha.
Al hijo de la familia no le va bien en su quinto año de secundaria. Por eso en las vacaciones de invierno no lo llevan a Bariloche. Total, va a ir con los compañeros de la escuela. Los dos muchachos se quedan de caseros. Siguen viendo pornografía. El grande toma la iniciativa. Empiezan a hacer cosas juntos.
Se llama ... y tiene ya 16 años. Casi vive con los padrinos. Sigue jugando fútbol y sigue siendo de los buenos, de los muy buenos. Saca buenas notas y es popular en la escuela. Sólo él y unos cuantos, sus "socios", saben que, además de las chicas, le gustan los varones. Y más. Un día se lo contó a un sacerdote, pero no quiso cambiar. Oportunidades con chicas no le faltan y - las aprovecha, pero prefiere con muchachos. Aquella primera vez, cuando sus padrinos se fueron a Bariloche, tuvo miedo a perderlos y aceptó con el hijo. Ahora su miedo es perderlos si se enteran, pero prefiere correr el riesgo.
2.- Aclarando conceptos
En este artículo nos estamos refiriendo a homosexuales que habitualmente satisfacen sus impulsos sexuales con individuos de su mismo sexo.
Entendemos por heterosexual al que se siente atraído por las personas del otro sexo, ya sea que domine o no sus impulsos.
Denunciamos que la palabra "bisexual" es un recurso de vocabulario con el que se pretende muchas veces justificar una inclinación mala a satisfacer el impulso sexual no importa con quién.
Desde acá no pretendemos condenar a nadie. Simplemente queremos aclarar que los actos sexuales cometidos al margen del plan de Dios sobre el amor y la familia, cuales quiera que sean, son en sí mismos gravemente desordenados. Y que, arrastrada por ese desorden, cualquier persona es capaz de llegar a cometer actos aberrantes.
3.- Comparando con un torrente de montaña
En tiempo normal, el agua fluye tranquila y limpia, forma bellas cascadas y refresca el ambiente. Sus orillas son lugares agradables sombreados por las ramas de los árboles.
De pronto viene una tormenta. Nubes de diversa oscuridad y tamaño cubren el cielo. Empiezan los relámpagos. Trombas de agua y granizo azotan los cerros. La tierra derrama hacia el arroyo agua lodosa. Crece el caudal. Aguas sucias desbordan el cauce y arrastran consigo rocas y árboles. El acogedor arroyo se ha convertido en un monstruo que, lo que no destruye, lo ensucia con barro.
Una conducta homosexual es el resultado de una vida de tormentas.
Las nubes las formaron la falta de afecto, la permisividad familiar y ambiental, la falta de formación en el sentido del pudor, etc.
Los relámpagos, las malas compañías, la promiscuidad (ya sea de ambiente o de imágenes), la directa deformación que algunos "educadores" imparten sobre sus alumnos. etc.
Y, comenzada la lluvia, diversas trombas de agua pueden sacar de su cauce normal la inclinación natural: iniciación directa, penuria económica, violación, etc.
Todas las personas con conducta homosexual fueron iniciadas en algún momento, más o menos pacífica y directamente. Y la mayoría lo fueron al principio de la adolescencia o durante esta. Alguien más grande (que puede ser otro adolescente, un joven adulto o un adulto mayor), que ya "entiende", enseña a otro. También puede darse que uno más chico inicie a uno más grande. Estos "iniciadores" fueron iniciados en su momento. La iniciación puede darse también por medio de la pornografía en revistas, películas o televisión; y las circunstancias hacer que se concrete.
Las más de las veces la iniciación es por seducción o convencimiento, pero no son raros los casos en que se sufre presión y hasta cierta fuerza física, suficiente para que el iniciado no "escape", pero que le permita encontrar placer en ello. Si el iniciador no logra esto, lo más seguro es que el iniciado nunca más acceda a una cosa así.
Puede darse que dos adolescentes (chicos o chicas) no iniciados previamente de modo directo sientan un impulso homosexual y lo sigan. Cuando se da, de seguro ha habido una iniciación indirecta, normalmente por medio de la pornografía.
La edad más común de la iniciación, oscila entre los doce y los quince años, pero puede darse antes y después, incluso en la vida adulta. Cuanto más temprana es la iniciación, más grave el daño psicológico que se puede sufrir y más permanente la fijación que puede quedar.
Muchos adolescentes han entrado en el camino de la homosexualidad empujados por la penuria económica. La miseria y el hambre atraen frecuentemente desgracias mayores. Es otra forma de prostitución. Iniciados en esto por dinero, se llega con el tiempo a hacerlo gratis. Y, más tarde, hasta pagar por ello.
Algunos atribuyen la inclinación homosexual a haber sido violados. El abuso de menores es un mal relativamente común en nuestro tiempo; pero, si fue violento, provoca normalmente en el abusado el rechazo y la repugnancia. A veces el abusado busca desquitarse o vengarse en un tercero. Si logra hacerlo y encuentra placer en ello, puede ser que siga.
El relámpago que suele iniciar la tormenta es la promiscuidad.
Los niños y niñas que crecen en ambientes promiscuos son más propensos a todo tipo de desviaciones en su conducta; desviaciones que se forjan en la adolescencia y desde antes. Es promiscuidad cuando en la casa pobre, quizás de una sola pieza, los niños ven a los adultos. Pero también es promiscuidad que los baños de los gimnasios no tengan puertas que permitan la intimidad. Y también es promiscuidad la pornografía. Promiscuidad de imágenes, pero promiscuidad. Y, si hay promiscuidad, la iniciación es más fácil.
En los adolescentes mayores y en los adultos el propio desorden pasional heterosexual, particularmente en los varones, ha facilitado en muchos casos la comisión de actos homosexuales. Excitada la pasión y el no haber posibilidad del otro sexo, ha hecho que en muchos casos se acepten las solicitudes de alguien del propio.
No falta quien atribuya la tendencia homosexual a taras psicológicas o genético-hormonales.
De acuerdo que es más fácil inducir a una persona no normal que a una psicológicamente normal.
En cuanto a las taras genético-hormonales, se han hecho pruebas de laboratorio con animales, Pero ni aún así está claro. El ser humano es muchísimo más que un animal. Y, si el impulso realmente viene de una tara psicológica u hormonal, tampoco así es lícito llevarlo a la práctica. La razón y la voluntad deben dominar ese impulso ciego. De lo contrario, la persona no actuará humanamente, sino al modo de los animales.
Seguro que hay más trombas, relámpagos y granizos que pueden desviar el curso natural de la sexualidad. Con lo dicho no pretendemos agotar el tema.
4.- Diversas actitudes homosexuales:
El impulso homosexual no es canalizado a la práctica del mismo modo por todos los que lo sienten ni todos lo sienten del mismo modo.
Hay dos actitudes fundamentales que vamos a llamar...
Hombre femenino - mujer masculina: En el acto sexual ocupan el rol contrario al de su propio sexo.
Hombre masculino - mujer femenina: Mantienen su rol, pero buscan a una persona de su sexo que ocupe el rol del sexo contrario.
Y hay varias actitudes derivadas:
Franqueza - descaro
El individuo muestra gestos identificatorios de su tendencia y, cuando desea inducir a alguien, habla y actúa claramente. Muchos de ellos se hayan involucrados en la lucha por los pretendidos "derechos" de los homosexuales. Si son de naturaleza pacífica y no están fanatizados, no suponen peligro para quienes nada quieren tener que ver con esto. De todos modos no son compañía aconsejable para niños y adolescentes. Muchos viven públicamente en pareja.
Ocultamiento
Por vergüenza o por estrategia no quieren darse a conocer e incluso niegan su condición. Son el respaldo oculto de los que dan la cara. Si actúan así por estrategia y tienen medios económicos, suelen respaldar las campañas de los activistas. Y, aunque no sean ricos y aún sean menores de edad, son más peligrosos que los que se muestran abiertamente. En cambio, los que sufren con vergüenza su tendencia y la ocultan, suelen ser pacíficos, actúan así con personas ya conocidas; y, en el caso de nuevas, rara vez toman la iniciativa.
Hay entre estos unos especialmente peligrosos por su modo de enganchar gente nueva. Por un tiempo más o menos largo acechan a su presa sin manifestar de ningún modo sus intenciones. Son expertos usando ardides con los que logrará que el otro baje la guardia o quede impotente. A veces se ponen de acuerdo con otro u otros para facilitarse el trabajo y no rara vez se ayudan de la pornografía, el alcohol y alguna droga. Si actúan entre varios, pueden acortar el trámite usando de cierta fuerza no violenta. E incluso llegar a la violación, como último recurso para lograr su propósito. Cómo último recurso; pues prefieren que al otro le guste, pues así la próxima vez lo seducirán más fácilmente. Las víctimas de éstos, especialmente los adolescentes pequeños de ambientes promiscuos (promiscuos en imágenes o como forma de vida), suelen repetir. Muchas de las víctimas de éstos terminan engrosando las filas de los victimarios.
5.- ¿Cómo actuar ante el fenómeno de la homosexualidad?
Primero que nada no creernos tanta propaganda que pretende justificar y presentar como lícito y bueno lo que estos individuos hacen. La homosexualidad es un desorden, algo no según la naturaleza. El peor mal que nos hacemos a nosotros mismos y les hacemos a ellos es justificar su conducta. Siempre hubo homosexuales, pero siempre se vio la homosexualidad como un desorden. Este verlo como algo desordenado constituía de por sí un dique a su expansión. La justificación actual de esta conducta contribuye notablemente a que aumente el número de afectados por ella.
Mantenernos en la verdad: Se trata de un desorden en el impulso natural. Nunca podrá haber verdadero enamoramiento (amor esponsal) entre dos personas del mismo sexo. Por más que digan, lo de ellos no pasa de ser un afecto gravemente desordenado.
Tratarlos siempre con justicia y caridad: Sea lo que sea lo que los llevó a ser así, son personas humanas por las que también Cristo murió en la cruz y que pueden tener otros valores humanos. Repudiar sus actos no significa despreciarlos a ellos. Más aún, pueden no ser culpables de tener esa inclinación, aunque lo sean de sus actos. Debemos rezar por ellos y por su conversión. Y rezar también por sus víctimas y por los que los victimaron a ellos, sin olvidar que también nosotros somos pecadores, aunque nuestro pecado sea distinto.
Mucha, mucha, mucha prudencia. No son personas que deban ostentar autoridad ni ocupar cargos de maestros o dirigentes juveniles. La mayoría cederá al impulso de seducir.
Negarles estos puestos no es discriminarlos, como no lo es separar a un enfermo infecto-contagioso de aquellas personas a las que podría pasar la enfermedad.
6.- Los papás
Quieran mucho a sus hijos para que la falta de afecto sano no los lleve a buscar otro que pueda ser desordenado. Eduquen a sus hijos en el sentido del pudor y evítenles todo tipo de promiscuidad.
Si Uds. llevan una vida verdaderamente según la voluntad de Dios, amándolo sobre todas las cosas, el testimonio de su vida portegerá grandemente a sus hijos. En cambio, su desorden, los hará frágiles a ellos.
Cuiden las amistades de sus hijos, la escuela que eligen para ellos, el gimnasio al que vayan, con quién, a dónde y por cuánto tiempo van de excursión. Recen por ellos y hagan penitencia por los pecados que ellos comenten. Y a la hora de mandarlos a la catequesis, vean que se les forme bien la conciencia, completando Uds. lo que al catequista le haya faltado. Fórmense bien en la fe para que puedan formar bien a sus hijos.
Y, si a pesar de todo, un día descubren que alguien ya indujo a uno de sus hijos, no lo rechacen ni lo humillen. No le hagan sentir que por eso ya no lo quieren más. No se lo justifiquen, pero tiéndanle la mano y, con amor y paciencia, ayúdenlo a salir de eso. Y, cuando haga falta ponerse firmes, que él vea que es porque lo aman y no porque le tienen bronca por haberles fallado.
7.- Recapitulando
"Creó, pues Dios al ser humano a imagen suya. A imagen de Dios lo creó. Varón y mujer los creó. Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer y se hacen los dos una sola carne". (Gen. 1,24 :2.24)
El designio divino sobre la sexualidad es para el amor y la vida juntos en el seno de la familia. La homosexualidad lo niega desde su raíz.
Es totalmente absurda la pretensión de algunos de legitimar y dar el status de familia a la pareja homosexual. Y más aún pretender que puedan adoptar hijos. Esos tales son sumamente ignorantes, sumamente locos o los mueve una muy negra y perversa intención.
Invitamos a quienes siguen esta tendencia a que se vuelvan a Dios y pongan sus vidas en manos de Jesucristo. También por la salvación de Uds. Cristo murió en la cruz. La oración, los sacramentos de la confesión y la eucaristía, la práctica de obras de caridad y penitencia y del autodominio, les darán la fortaleza para superarse. Recen también por quien los indujo a Uds. y por aquellos a los que Uds. hayan inducido.
Y no se olviden de María. Ella también es madre de Uds., los ama y quiere llevarlos a Jesús. Cuando se sientan tentados, acudan al rosario, que María no los va a defraudar.
Y, si intentándolo, caen de nuevo, no se rindan ni se depriman. Vuelvan a empezar, que con Cristo van a salir adelante.