“¿Un Papa africano…?, ¿de color?” El cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, Arzobispo de Cape Coast, Ghana, al intervenir en la rueda de prensa con motivo de la Asamblea para África del Sínodo de Obispos que se celebra estos días en el Vaticano, fue interrogado por un periodista sobre la posibilidad de un próximo Papa africano y presentó como ejemplo, en el mundo político, la elección de Barack Obama.
“¿Por qué no?”, fue la respuesta del cardenal: “Si Dios quiere ver a un negro también como Papa, gracias a Dios”. El que un africano pueda ser obispo de Roma está previsto en el sistema de elección del Papa, aclaró el cardenal de Ghana, explicando que entre los cardenales varios son africanos. Cuando un sacerdote es ordenado, en el mismo “paquete” se incluye su disponibilidad para en el futuro ser obispo y quizá Papa, afirmó con una sonrisa.
En la actual Asamblea participan 244 miembros, 33 de ellos cardenales. Monseñor Turkson nacido en Wassaw Nsuta, Ghana el 11 de octubre de 1948, es cardenal por Juan Pablo II desde 2003.
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El lector agradecerá algunas ideas del Papa Benedicto XVI en la apertura de la Asamblea del Sínodo el domingo 4 de octubre. Esta Segunda Asamblea Especial para África, que se celebra en Roma hasta el domingo 25, tiene por tema “La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, de la justicia y de la paz: 'Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo' (Mateo 5, 13,14)”.
Benedicto XVI afirmó con la chispa de su buen humor: Para ser luz del mundo y sal de la tierra hay que aspirar siempre al “listón más alto” de la vida cristiana, es decir, la santidad. Los pastores y todos los miembros de la comunidad eclesial están llamados a ser santos -explica y detalla-; los fieles laicos están llamados a difundir el perfume de la santidad en la familia, en los lugares de trabajo, en la escuela y en cualquier otro ámbito social y político.
Que la Iglesia en África sea siempre una familia de auténticos discípulos de Cristo -les propone el Papa-, donde la diferencia entre etnias se convierta en motivo y estímulo para un recíproco enriquecimiento humano y espiritual. Con su obra de evangelización y promoción humana, la Iglesia sin duda puede aportar en África una gran contribución a toda la sociedad, la cual por desgracia conoce en varios países la pobreza, las injusticias, guerras y violencias. La reconciliación, don de Dios que los hombres deben implorar y acoger -afirma Benedicto XVI-, es el cimiento estable sobre el que construir la paz, condición indispensable para el auténtico progreso de los hombres y de la sociedad, según el proyecto de justicia querido por Dios.
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¿Le interesa también al lector escuchar a Monseñor Turkson? El relator de la Asamblea, cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, mostró cómo ha cambiado el continente africano y la misma Iglesia desde que el 7 de mayo de 1994 Juan Pablo II concluía en Roma la primera Asamblea para África del Sínodo de los Obispos. Al comienzo del pontificado del tan querido Papa Juan Pablo, en 1979, el número de católicos africanos era aproximadamente de 55 millones. Quince años después, en 1994, su número casi se había duplicado: era de 102.878.000 fieles, es decir, el 14,6 % de la población africana. Hoy, después de otros quince años, de los 943.743.000 habitantes de África, los católicos son 164.925.000, es decir, el 17,5%.
Del primer Sínodo para África, que tuvo por tema “La Iglesia en África y su misión evangelizadora de cara al año 2000: ‘Seréis mis testigos' (Hechos 1,8)”, surgió la exhortación apostólica postsinodal firmada por Juan Pablo II con el título “Ecclesia in Africa” en Yaundé, Camerún, el 14 de septiembre de 1995.
Por eso, el cardenal Turkson presentó el desafío que ahora tiene la Iglesia en su Continente: De ser “familia de Dios (evangelizadores)” -como dijo la primera asamblea del sínodo en 1995-, debe pasar a contar con hijos que sean “siervos (ministros=diakonoi) de la reconciliación, de la justicia y de la paz”. Esta reconciliación, aclaró, debe ser “con Dios (vertical) y entre los seres humanos (horizontal)”.
Esta labor los católicos africanos la tendrán que desempeñar en un difícil contexto social expuesto por el cardenal. El problema económico de África, ilustró, radica en el mal gobierno. “Esto explica la paradoja de la pobreza de un continente que, sin duda, es uno de los mejores dotados del mundo”.
Otro de los desafíos sociales, según el cardenal Turkson, son las “terribles presiones” externas a las que está sometida la familia africana, “por una creciente propuesta de uniones y relaciones alternativas, desprovistas del concepto de un compromiso duradero, de carácter no heterosexual y sin el objetivo de procrear” [=una presión exterior que corrompe la familia al promover las relaciones homosexuales].
“Ha llegado el momento de 'cambiar de marcha' -afirmó ante los obispos- y de decir la verdad sobre África con amor, impulsando el desarrollo del Continente que llevará al bienestar de todo el mundo”.
“Jesucristo, después de revelarse a sí mismo a través de las Escrituras como nuestra reconciliación, justicia y paz, ahora llama y encarga a sus discípulos en África y sus islas para que se dediquen ellos mismos, como sal y luz, a construir la Iglesia en África como una verdadera familia de Dios, a través del ministerio de la reconciliación, la justicia y la paz ejercidos en el amor, a semejanza de su Maestro”.
Es éste un bello motivo para acompañar al Papa y al episcopado africano con nuestra oración vigilante.