No he encontrado mejor contrapunto, tras ver la película de Mar adentro, sobre el suicidio asistido de Ramón Sampedro, que leer con ojos humedecidos, el reportaje de ABC (20/9/04) sobre la parapléjica Olga Bejano de 41 años.
Lleva 17 totalmente paralizada de la cabeza a los pies. Apenas puede ver ni hablar. Se alimenta y respira artificialmente. Necesita los cuidados constantes de su madre y de su enfermera para sobrevivir, pero ella “no tira la toalla, que es lo fácil”.
Queda patente en el reportaje de dónde le viene la fuerza para vivir.
”Sigo viviendo porque creo que yo no soy quién para decidir mi día y mi hora... Hago mucha oración y mucha meditación” Olga ha escrito dos libros y otro a medias.”Voz de papel” y “Alma de color salmón”de los que se han vendido 18.000 ejemplares.
Mantuvo correspondencia con Ramón Sampedro. Ante la incomprensión por parte de Sampedro de su resignada actitud a seguir viviendo en esas penosas circunstancias le respondió que tenía tantas ganas o más que él de irme. Al contrario que él, ella sí era creyente y quería que Dios decidiera cuál era su día y su hora, mientras tanto lucharía por lograr la asistencia que necesitaba.
Sobran los comentarios. Queda bien patente dónde radica la diferencia entre ambos parapléjicos.