No sé cuántos de los que lean esta reflexión se habrán encontrado alguna vez en sus vidas ante una situación de peligro de muerte segura. Escribo esto tras ver la película “Mineros de Pennsylvania” emitida por TVE 1, en la sobremesa del domingo(7/8/05).
Un grupo de mineros se ven atrapados en la mina por una inundación imprevista, que les impide salir a la superficie. Tras la señal de peligro y ante la inutilidad de sus esfuerzos, se refugian en una cueva de la misma, en espera de los equipos de socorro.
La situación, al paso de las horas, se va haciendo cada vez más angustiosa y desesperada. Ante la tensión del momento todos a una rezan como un solo hombre con desgarro y convicción el Padre nuestro.
También fuera de la mina las familias juntas rezan por los atrapados con el mayor fervor. Al fin, la situación se resuelve satisfactoriamente. Traen e instalan los equipos de socorro una potente taladradora, que logra perforar hasta donde estaban refugiados y tras varias peripecias son salvados con la consiguiente felicidad para todos.
Alguien dirá que es sólo una película, pero.. ¡cuántos se habrán encontrado a lo largo de su existencia en situaciones límites¡. Entonces del corazón de creyentes o no, brota como un grito de SOS, la petición de socorro al único que LO PUEDE TODO. Que no nos veamos en estos trances, pues aprenderíamos todos lo que es rezar de verdad.