El Papa ha enviado una carta pastoral a todoslos católicos de Irlanda para expresar su consternación ante los abusossexuales de jóvenes por parte de representantes de la Iglesia y por la forma enque fueron afrontados por los obispos y superiores religiosos de Irlanda. Pideque la carta se lea con atención en su totalidad. El Santo Padre habla de sucercanía en la oración a toda la comunidad católica irlandesa en este momentodoloroso y sugiere un camino de curación, renovación y reparación.
El Santo Padre pide a los fieles que seacuerden de la roca de la que fueron tallados (cf. Is 51, 1) y, en particular,de la válida contribución que los misioneros irlandeses aportaron a lacivilización de Europa y a la propagación del cristianismo en todos loscontinentes. En los últimos años ha habido muchos desafíos a la fe en Irlanda,debido a un rápido cambio social y a una menor fidelidad a las tradicionalesprácticas devotas y sacramentales. Este es el contexto en el que hay quecomprender la forma con que la Iglesia ha afrontado el problema de los abusossexuales de menores.
El problema es consecuencia de muchosfactores: una formación moral y espiritual insuficiente en los seminarios ynoviciados, una tendencia en la sociedad a privilegiar el clero y otras figurasde autoridad, una preocupación desmedida por el buennombre dela Iglesia y para evitar escándalos han llevado a la falta de aplicación,cuando era necesario, de las penas canónicas existentes. Sólo examinandocuidadosamente los numerosos elementos que dieron origen a la crisis es posibleidentificar con precisión sus causas y encontrar los remedios eficaces.
Durante su visita “ad limina” a Roma en 2006,el Papa exhortó a los obispos irlandeses a "establecer la verdad de losucedido en el pasado, a tomar todas las medidas necesarias para evitar que serepita otra vez, a garantizar que los principios de justicia son plenamenterespetados y, sobre todo, a curar a las víctimas y a todos aquellos que estánafectados por estos crímenes atroces”. A partir de entonces, el Papa seencontró con algunas víctimas en más de una ocasión, escuchó sus historiaspersonales, rezó con ellos y por ellos, y está dispuesto a hacerlo de nuevo enel futuro. En febrero de 2010 llamó a los obispos irlandeses para que vinierana Roma con el fin de examinar con ellos las medidas que estaban adoptando parasolucionar el problema, con especial referencia a los procedimientos yprotocolos actualmente en vigor dirigidos a garantizar la protección de losniños en los ambientes eclesiales y responder con prontitud y justamente a lasdenuncias de abusos. En esta carta pastoral, se dirige directamente a una seriede grupos dentro de la comunidad católica de Irlanda, a la luz de la situaciónque se ha creado.
Dirigiéndose en primer lugar a las víctimasde abusos, el Papa reconoce la terrible traición que han sufrido y les aseguraque siente mucho lo que han tenido que soportar. Reconoce que en muchos casosnadie estaba dispuesto a escucharles cuando encontraron el coraje para contarlo que les había sucedido. Comprende cómo se debían sentir los que vivían eninternados al no poder escapar de su sufrimiento. Si bien reconoce lo difícilque debe resultar para muchos de ellos perdonar o reconciliarse con la Iglesia,les exhorta a no perder la esperanza. Jesucristo, que fue víctima desufrimientos injustos, comprende la profundidad de su dolor y la persistentesecuela en sus vidas y sus relaciones. A pesar de todo, precisamente las heridasde Cristo, transformadas por su sufrimiento redentor, son los medios por loscuales se destruye el poder del mal y renacemos a la vida y a la esperanza. ElPapa insta a las víctimas a buscar en la Iglesia la oportunidad de encontrar aJesucristo y de hallar la curación y la reconciliación, redescubriendo elinfinito amor de Cristo por cada uno de ellos.
En sus palabras a los sacerdotes y religiososque han abusado de los jóvenes, el Papa recuerda que deben responder ante Diosy ante los tribunales legítimamente constituidos de las acciones pecaminosas ycriminales que han cometido. Han traicionado una confianza sagrada y hanprovocado vergüenza y deshonra a sus hermanos. Se ha causado un gran daño nosólo a las víctimas, sino también a la percepción pública del sacerdocio y dela vida religiosa en Irlanda. Mientras les pide que se sometan a las exigenciasde la justicia, les recuerda que no deben desesperar de la misericordia queDios ofrece incluso a los pecadores más grandes, si se arrepienten de susacciones, hacen penitencia y piden perdón humildemente.
El Papa anima a los padres a que perseverenen la difícil tarea de educar a los hijos a reconocer que son amados yapreciados y a desarrollar una sana autoestima. Los padres tienen laresponsabilidad primordial de educar a las nuevas generaciones en losprincipios morales que son esenciales para una sociedad civil. El Papa invita alos niños y jóvenes a hallar en la Iglesia una oportunidad para un encuentrovivificante con Cristo, y a no desanimarse por las faltas de algunos sacerdotesy religiosos. Tiene confianza en la contribución de los jóvenes para larenovación de la Iglesia. Exhorta también a los sacerdotes y religiosos a nodesanimarse, sino más bien a renovar su dedicación a los respectivos apostolados,trabajando en armonía con sus superiores. De esta manera aportarán nueva vida ydinamismo a la Iglesia en Irlanda a través de sus testimonios vivos de la obraredentora del Señor.
Dirigiéndose a los obispos de Irlanda, elPapa señala los graves errores de juicio y el fracaso de la acción de gobiernode muchos de ellos, porque no aplicaron correctamente los procedimientoscanónicos en respuesta a las denuncias de abusos. Aunque a menudo resultaradifícil saber cómo hacer frente a situaciones tan complejas, sin embargo hayque resaltar que se cometieron errores graves con la consiguiente pérdida decredibilidad. El Papa les anima a seguir luchando con determinación para ponerremedio a los errores del pasado y evitar que se repitan, aplicando plenamenteel derecho canónico y cooperando con las autoridades civiles en sus áreas decompetencia. También pide a los obispos que se comprometan a ser santos, a darejemplo, estimulando a los sacerdotes y a los fieles a cumplir con su papel enla vida y en la misión de la Iglesia.
Por último, el Papa propone algunas medidasconcretas para estimular la renovación espiritual de la Iglesia en Irlanda.Pide a todos que ofrezcan su penitencia de los viernes, durante un año, enreparación por los pecados de los abusos que se produjeron. Recomienda recurrircon frecuencia al sacramento de la reconciliación y a la práctica de laadoración eucarística. Anuncia su intención de que se realice una visitaapostólica en algunas diócesis, congregaciones religiosas y seminarios, con laparticipación de la Curia Romana, y propone una misión nacional de los obispos,sacerdotes y religiosos en Irlanda. En este Año Sacerdotal, presenta a lafigura de San Juan María Vianney como modelo e intercesor para un ministeriosacerdotal revitalizado en Irlanda. Después de agradecer a todos los que hantrabajado duramente para afrontar con firmeza el problema, concluye proponiendouna oración por la Iglesia en Irlanda, para que la usen todos los fieles parainvocar la gracia de la curación y de la renovación en este momento dedificultad.