En el último Congreso de Juan XXIII, celebrado hace unos días en Madrid, una vez más salió a relucir el manido tema de la teología de la liberación, del machismo eclesial y de la discriminación de la mujer.
Madre Teresa de Calcuta, modelo de entrega y servicio a los más pobres entre los pobres, nunca- que se sepa- se metió en berenjenales de teologías de la liberación, ni acusar a la Iglesia, de la que ella se sentía humilde servidora, de machista o discriminadora de la mujer.
Va siendo hora de que cada uno y cada una, que se sientan cristianos -católicos, dejemos de arremeter inmisericordes contra la Institución y nos pongamos a trabajar, pero de verdad, por los POBRES.
Por si todavía alguno no se ha enterado, POBRE no es solamente la persona que carece de DINERO, sino también de SALUD, CULTURA, AMOR, COMPAÑÍA, GRACIA DE DIOS etcétera.
En la Iglesia de Jesús NADIE SOBRA de los que viven unidos a El por la fe y el bautismo y además con la santa preocupación de SUMAR Y NO DIVIDIR a los que profesan idéntica fe y amor a Dios y al hermano.