Si sabemos de una persona que mata hombres para sacar dinero pensamos que es un sicario o un asesino. Y a ninguno se le ocurre darle un premio por su acción.
En la India la muerte se ha convertido en negocio. Quizá no tan abierto como mandar matar a una persona, pero sí la extorsión hasta el grado de provocar el suicidio.
Asia News denunció el pasado 20 de octubre (véase la noticia completa en el siguiente enlace) que en Mumbai el micro crédito es un sistema de explotación de los seres humanos; cruel como el nazismo y apoyado solo en el criterio del provecho.
La cadena informativa expone el siguiente hecho: hay un sistema de micro crédito, el sistema de Mohammad Yunus (Premio Nobel), que es aparentemente genial: en vez de fundar filiales bancarias que conceden dinero a cambio de garantías, los “Imf”, confían cierta cantidad de dinero a los agentes escogidos en el territorio (frecuentemente pertenecientes a las castas altas de los diversos poblados) que se encargan después de recuperar el dinero. Según Raghunvashi quien ha recibido el premio Gwangju por los derechos humanos: “Se trata de miembros de las castas altas, arrogantes y violentos que actúan en cambio de una comisión del 20% del préstamo”.
Han aplicado este sistema y los resultados han sido los siguientes: las castas altas dan pequeños préstamos a las gentes de castas más bajas. La gente utiliza el dinero para cubrir sus necesidades más básicas, como pueden ser medicinas que no cubre el gobierno, la educación de los hijos, matrimonio, funerales, ritos religiosos… no en un plan de desarrollo.
Al final toda esa gente se encuentra con la deuda y sin dinero. Van con otro para pedir un préstamo más grande para pagar al deudor anterior y para seguir sobreviviendo. Así entran en un círculo vicioso que al final termina en el suicidio. El estado ha reconocido 45 suicidios en mes y medio por esta causa.
¿Qué hacen los agentes del “Imf”? Según confirma Sujata Sharma, director de la Autoridad Estatal para el Desarrollo de los Distritos Rurales: “Invitan a las personas a suicidarse porque saben que existe un Fondo de protección asegurativa en tutela de quien concede los prestamos que interviene en caso de muerte imprevista de los deudores. No quieren esperar tanto tiempo o estar detrás de los deudores pobres así que presentan la muerte como una alternativa muy practica”.
Todo esto ocurre cuando el hombre no importa nada y lo único que se busca es ganar dinero. En vez de que haya una relación entre el que da el dinero y quien lo usa en un plan de trabajo común para trasformar al trabajador en un propietario (en cierta medida ese es el fin del micro crédito: lograr el desarrollo de la persona; que pase a ser dueño de una micro-empresa o negocio) se convierte en un sistema que permite dar dinero para al final recuperarlo con creces pero claro sin el deudor.
Los mercados son esenciales pero deberían basarse en valores éticos. Aquí se da una explotación de la persona humana. No importa su vida y dignidad sino solamente su capacidad de generar recursos, llegando a la muerte ante la necesidad de recuperar la deuda.
Podríamos decir que en la India, las deudas del sistema de micro crédito se pagan con la vida