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María abanderada de la humanidad

La vida en la tierra es una competición para todos los humanos. Una lucha entre el bien y el mal, presente en el exterior e interior de cada persona. Hay que esforzarse para merecer ser calificado y recibir el premio. S. Pablo lo ha expresado admirablemente en su carta a los Corintos. “ Sois espectáculo para el mundo y para los ángeles...Los atletas se privan de todo por conseguir una corona corruptible. Nosotros incorruptible...Luchad para merecerla y no ser descalificados”..

En esta competición universal, nos ha precedido, como abanderada eximia y principal, la Sma Virgen María. Ella portando la bandera y estandarte de su fidelidad a Dios, marcha a la cabeza de toda la humanidad. Ella, es el modelo y paradigma que todos debemos imitar para recibir la corona de gloria que anhelamos conseguir.

En la fiesta de su Asunción en cuerpo y alma a los cielos, la liturgia de la Iglesia la aplica estas bellas palabras bíblicas;”¿Quién es Esta que va subiendo cual aurora naciente, bella como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército formado en batalla?”.Mirando a María, la primera cristiana como la definió el Concilio y siguiendo sus huellas, estaremos seguros de recibir la corona inmarcesible que el Justo Juez de vivos y muertos, Jesucristo, nos tiene reservada. ¡Ánimo y a no desfallecer en esta competición, siguiendo a nuestra Madre y abanderada, María!.