Antes de subir al avión que le llevaba de regreso a Roma, Benedicto XVI afirmó que se va "triste" por el sufrimiento que ha visto en África, pero "contento" por haber conocido a un Continente "valeroso y decidido a renacer".
"A pesar de las resistencias y los obstáculos, este pueblo pretende edificar su futuro por senderos de perdón, justicia y solidaridad", manifestó el Papa, que pidió al presidente de Angola, José Eduardo Dos Santos, que la preocupación por los necesitados sea el norte de los gobernantes.
"No estaremos tranquilos mientras haya personas que sufren por falta de comida, de trabajo, de una casa o de otros bienes fundamentales", dijo el Papa.
Para responder a esas carencias "es necesaria la solidaridad; solidaridad entre las generaciones, entre las naciones y entre los continentes, que genere un cada vez más ecuánime reparto de los recursos de la tierra entre todos los hombres". El Obispo de Roma pidió que se proteja y ayude a los refugiados y desplazados, "que vagan a la espera de regresar a su casa".
El Papa afirmó que corresponde a los cristianos angoleños de hoy seguir llevando el mensaje evangelizador a sus compatriotas, precisamente para liberarles del temor.
No fue menos explícito al referirse a la defensa de la vida humana frente a la violencia del aborto: “Qué amarga ironía la de aquellos que promueven el aborto como una cura de la salud ‘materna’. ¡Qué desconcertante resulta la tesis de aquellos para quienes la supresión de la vida sería una cuestión de salud reproductiva!”
Benedicto XVI se despidió de los angoleños y de todos los africanos exhortándoles a proseguir en el camino de la paz, realizando gestos de reconciliación nacional, "para que jamás la violencia se imponga sobre el diálogo, el miedo y la desesperación sobre la confianza y el rencor sobre el amor fraternal".
El Pontífice fue despedido en el aeropuerto "4 de Febrero" de Luanda por el presidente de Angola y autoridades civiles y religiosas, entre ellas el arzobispo de la capital angoleña, Damiao Antonio Franklin.
Dos Santos, en su despedida del Papa, dijo que la visita de Benedicto XVI ha sido un incentivo para proseguir por la senda de la consolidación de la paz, la reconstrucción nacional y la construcción de una sociedad asentada en el respeto a los derechos humanos, la democracia y la justicia social.
El gobernante angoleño Dos Santos -que es católico, igual que el presiente de Camerún, Paul Biya- recalcó que, para él, fue "emocionante asistir a las manifestaciones de fe, devoción y calor humano que ha trasmitido el pueblo angoleño [en la visita del Papa], consciente de vivir un momento único y de privilegio".
En el acto más multitudinario del viaje, más de un millón de personas acudieron e domingo 22 a la misa que el Pontífice celebró en Luanda, en la que dijo que las guerras, la rivalidad étnica, la corrupción y el aborto ensombrecen a África, y exhortó al continente a liberarse de esos males y crear un futuro de reconciliación, justicia y paz.
Decenas de miles de personas aclamaron el lunes 23 al Papa desde la Nunciatura, donde ha tenido su residencia los últimos cuatro días, hasta el aeropuerto, en una jornada declarada festiva por la mañana por las autoridades para que los luandeses despidieran al Pontífice.
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Benedicto XVI dedicó su último acto público en Angola a un encuentro con los movimientos católicos para la promoción de la mujer. Dos mujeres, en representación de los movimientos presentes, explicaron al Papa sus problemas y esperanzas.
En su respuesta “exhortó a todos a tomar conciencia de manera concreta de las condiciones desfavorables a las que han sido y siguen siendo sometidas tantas mujeres, analizando en qué medida la conducta y las actitudes de los hombres, a veces su falta de sensibilidad o de responsabilidad, pueden ser la causa”.
Benedicto XVI destacó que “hay que reconocer, afirmar y defender la misma dignidad del hombre y de la mujer”.
“En la actualidad nadie debería dudar de que las mujeres tienen pleno derecho a integrarse activamente en cualquier ámbito de la vida pública, y su derecho debe ser afirmado y protegido mediante instrumentos legales”. Ahora bien, “el reconocimiento del papel público de las mujeres no debe menguar la función insustituible que tienen dentro de la familia”.
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