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Laicismo contra el hombre

El cardenal de Toledo, monseñor Cañizares, el día de la Asunción, en su homilía, abordó un problema actual y pronunció unas lúcidas palabras que, por el bien de todos, no se deberían echar en saco roto.”No es posible un Estado ateo, porque se vuelve contra el hombre”.Es evidente.

Dios, en su sabiduría infinita, puso en el corazón y en la mente de la humanidad, la Ley natural, especificada más tarde en el Sinaí, con el Decálogo. Esta ley divina siempre ha estado en vigencia y por sí sola es suficiente para regular el comportamiento de todos.

Ahora bien, cuando se prescinde de Dios o se legisla “como si no existiese”, se impone el relativismo, carente de fundamento moral. Por sí mismo es cambiante y su fin es afianzarse en el poder, sea como sea.

Un Estado ateo es una dictadura de los laicistas que gobiernan, que ponen o quitan las leyes a su conveniencia y por eso no están al servicio del hombre, sino al servicio de su poder, su ideología o interés partidista, caiga quien caiga. Sólo el respeto y la obediencia a la Ley divina, hace a los hombres verdaderamente libres.