La Legión de Cristo cuenta con 700 sacerdotes y 2.500 seminaristas diseminados por 20 países. Es la congregación masculina de mayor crecimiento desde el Vaticano II
El pasado miércoles fallecía en EE UU el padre Maciel, dejando una de las congregaciones más florecientes de la Iglesia.
La Legión de Cristo ha evolucionado mucho desde que, el 3 de enero de 1941, el joven seminarista Marcial Maciel la fundara en unos sotanos de la Ciudad de México. «Algún día, la Legión dirigirá colegios y universidades, y serviremos a la Iglesia a través de las familias, los jóvenes y los más necesitados», aseguraba al puñado de adolescentes que le habían acompañado en su aventura fundacional. Los adolescentes creyeron en su palabra y, efectivamente, de esos sotanos brotó la congregación religiosa masculina que ha experimentado el crecimiento más rápido tras el Concilio Vaticano II.
Ahora, tras el fallecimiento del padre Maciel el pasado miércoles, la Legión de Cristo se acerca a los 70 años de historia. Presente en 20 países, dirige 175 colegios, 15 universidades y 43 institutos de educación superior, en los que estudian casi 125.000 alumnos. Desde enero de 2005, el sacerdote mexicano Álvaro Corcuera, LC, lleva las riendas de la congregación religiosa y de su brazo seglar, el Regnum Christi, que cuenta con cerca de 68.000 miembros en 36 países de todo el mundo y cerca de 1.000 miembros consagrados.
A España llegaron en 1946 y se establecieron en el seminario de Comillas (Cantabria), dirigido por la Compañía de Jesús. De allí dieron el salto a Salamanca, donde establecieron su noviciado, y fundaron dos seminarios menores en Moncada (Valencia) y Ontaneda (Cantabria). En nuestro país cuentan, además, con una docena de colegios y con la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid.
En 1970, el Papa Pablo VI le pidió al padre Maciel que la Legión de Cristo se encargara de la atención pastoral del estado mexicano de Quintana Roo, una zona selvática ubicada en la riviera maya. La congregación religiosa articula, además, su trabajo con los más desfavorecidos a través de la Fundación Altius, que atiende a alrededor de 400.000 personas en todo el mundo.
La formación de un legionario de Cristo es lenta: los candidatos pasan cerca de 13 años antes de alcanzar el sacerdocio. El pasado mes de diciembre se ordenaron en Roma los 48 últimos legionarios, 8 de ellos procedentes de España.
El padre Maciel dejó, a su muerte, un extenso epistolario, que constituye la espiritualidad de la congregación y que dejan patente su amor a Cristo, a la Virgen, a la Iglesia, al Papa y a las almas. «¿Querrán ustedes ser los nuevos testigos del amor? Cuantas veces caigan víctimas del desprecio, de la injusticia, de la violencia, sepan dar valientemente la única respuesta válida que Cristo espera de sus seguidores: el perdón sincero, por amor», solía repetir.