Si Justo Gallego en vez de natural de Mejorada del Campo (Madrid) hubiese nacido en cualquier rincón del extranjero, hoy, a sus 78 años, sería conocido y admirado mundialmente como un héroe o un santo. Tal vez las dos cosas. Lo que no cabe duda, es que su nombre estaría entre los más sonados del libro de los Guinness. Su vida parece algo increíble. De película. Hace más de 40 años, siendo fraile lego del monasterio de Sta. María de Huertas (Soria) tuvo que dejar el convento por enfermedad. Con unos exiguos recursos económicos en su faltriquera, unos someros conocimientos de albañilería y una fe a prueba de dificultades, de vuelta a Mejorada, prometió a la Virgen, que dedicaría su vida a construirla, en unos terrenos familiares, un santuario en honor a su advocación de Ntra. Señora del Pilar. Sin dinero, sin planos, sin licencias, sin proyecto, sin ayudas de nadie, comenzó, ante la burla de muchos y el escepticismo de la mayoría, a realizar solo, con sus encallecidas manos y el entusiasmo de su fe y amor a la Virgen, la obra propia de un cíclope, que la mayoría pronosticó como un rotundo fracaso.
Lo que entonces, en sus inicios, fue considerado un sueño de locos, propio de una mente enfebrecida, hoy, al cabo de 4 décadas, es una gozosa realidad, casi finalizada, que concita la admiración y pasmo de cuantos se acercan a visitar “la iglesia de Justo”,aún inconclusa.Cuarenta años-toda una vida- lleva Justo trabajando, día tras día, en su “catedral”.Está valorada en unos 1000 millones, tiene unos 8000 metros cuadrados, 26 bóvedas, una amplia escalinata y salas capitulares, torres, coro y un estilo propio y original. Para rematar su obra –única en el mundo- pide a la Comunidad madrileña y al Obispado 100 millones. Ignoro de dónde le vendrá el dinero, pero tras haber hablado con Justo, el original arquitecto, sale uno con el convencimiento de que la mano de Dios y de la Virgen del Pilar están con él. No es exagerado pensar que dentro de unos pocos años más “la Iglesia de Justo” será –ya lo es en gran manera-centro de peregrinaciones de españoles y extranjeros, para admirar y comprobar de lo que ha sido capaz de hacer, callada, sencilla y pobremente en nuestros días, un hombre de robusta fe cristiana, como Justo.
Para terminar, un solo consejo. Todos cuantos puedan acercarse por Mejorada del Campo no dejen de visitar la Iglesia de Justo, hablar un ratito con este singular personaje y grandísimo devoto de la Virgen del Pilar. No lo lamentarán. Seguro que todos saldrán maravillados de haber visto y palpado la obra de un hombre de Dios. Y es que también, hoy como ayer y siempre, se siguen cumpliendo las palabras del Evangelio: ”Nada hay imposible para el que tiene fe..; la fe mueve montañas y la fe obra milagros”.