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La fábula del puercoespín - Vivir según la lógica de Dios

1) Para saber

Recientemente el Papa Benedicto XVI comentó el pasaje del Evangelio en donde el Señor invita a procurar tener un tesoro en el Cielo, y no en la tierra donde hay la posibilidad de que lo roben. Afirmó el Papa que “el cristiano debe vivir de acuerdo a la lógica de Dios, que es la lógica del amor que invita a usar las cosas sin egoísmo y sin "sed de dominio", viviendo la esperanza y la vigilancia ante la venida del Señor”.

Ante un tipo de discriminación el Papa nos previene: el de valorar más las cosas terrenales que a las mismas personas. No se trata, aclaró, de que nos desinteresemos de las cosas del mundo, sino de ponerlas en su lugar correspondiente, nunca preocuparnos o perder la paz inútilmente por ellas. Las personas, por la dignidad que tienen, valen mucho más que cualquier criatura terrenal.

2) Para pensar

Recibí una fábula sobre el puerco espín que muestra la necesidad de la convivencia.

Sucede que durante la Edad de Hielo, muchos animales morían a causa del frío. Los puercoespines dándose cuenta de la situación, decidieron unirse en grupos. Viviendo uno junto a otro, en estrecha relación, se abrigarían y protegerían entre sí. Sin embargo, al acercarse uno al otro las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, justo los que ofrecían más calor.

Tratando de evitar esas heridas decidieron alejarse unos de otros. Pero entonces empezaron a morir congelados. Así que tuvieron que hacer una elección: o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra.

Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir unos con otros, con las pequeñas heridas que la relación con los seres más cercanos, le propiciaban. Lo más importante era el calor del otro. De esa forma pudieron sobrevivir. La lógica del amor los salvó.

La moraleja de la fábula nos dice que la mejor relación no es entre personas perfectas –que además no existe-, sino aquella en que cada individuo aprende a vivir, a convivir, con los defectos de los demás y admirar sus cualidades. Pensando, además, que la propia cercanía tal vez hiera a alguien, pero le proporcionará ese calor que necesita.

3) Para vivir

Para una adecuada convivencia es necesario saber reconocer que la dignidad de la persona no radica ni en las cosas que tenga, ni disminuye por sus muchos defectos o carencias. Cada persona es digna al ser imagen y semejanza de Dios, destinada a participar de su vida divina por una eternidad.

Ese futuro al que estamos llamados todas las personas no es incierto, Dios mismo nos lo descubrió. El Papa nos explica que por eso el hombre vive con una esperanza que lo ilumina. El Evangelio nos abre la puerta oscura del tiempo, del futuro, pues quien tiene esperanza, vive diversamente, porque se le ha dado una vida nueva.

Benedicto XVI explicó, por último, que la esperanza en la vida eterna nos ha de llevar a vivir una vida intensa y rica de obras buenas que serán el tesoro que guardamos en el Cielo y que nadie nos puede robar.

Así sabremos poner todo en su lugar, a las personas y a las cosas, según la lógica de Dios, que es la lógica del amor.