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La Ciudad de los Niños de Monterrey


Tengo frente a mí, una fotografía del año 1991 en la que aparecemos una docena de alumnos de la Ciudad de los Niños de Monterrey y un servidor. Dicha imagen nos la tomó una señora, que trabajaba como fotógrafa, y quien tenía a sus hijos estudiando en esta institución. De aquellos muchachos hoy sólo podría localizar con facilidad a dos. Uno de ellos trabaja en un negocio de aparatos de aire acondicionado con su papá y el otro es Jorge, un excelente enfermero -recién casado- con especialidad en rehabilitación al que suelo saludar con frecuencia, ya que desempeña su labor atendiendo a un gran amigo quien sufrió un derrame cerebral hace poco más de dos años. 

Me encanta esta foto, pues a todos se nos ve contentos, excepto a uno que puso expresión de no querer sonreír y aparece con cara de pillo. Nunca ha de faltar el adolescente que pone gestos de persona interesante... En fin, si en el trato con los niños y los muchachos no aparecieran esas típicas manifestaciones de “normalidad” podríamos pensar que no fueran terrícolas. Le doy gracias a Dios -y a no sé qué inventor- de que se haya inventado la fotografía pues, por medio de esos trozos de papel, todos solemos tener a nuestro alcance imágenes que nos permiten viajar al pasado para vivirlo de nuevo. Esta foto fue tomada a un costado del comedor del colegio de hombres, donde suelen comer más de 400 alumnos y profesores de lunes a jueves, dado que las clases continúan para los varones hasta las 4 de la tarde. Para mí ha llegado a ser muy normal predicar mensualmente unas “meditaciones” o pláticas de temas espirituales, a más de 400 papás y hasta hace dos años también lo hacía para sus correspondientes esposas. Actualmente es el padre José Luis quien atiende la actividad de las señoras, pues él se encarga, desde entonces, de la capellanía del colegio femenino. Para todos los alumnos, la figura de los sacerdotes siempre resulta muy familiar, aunque nosotros solamente atendemos lo tocante a temas espirituales pues, tanto en lo administrativo como en lo académico, todo lo manejan profesionistas. De esta forma la actividad sacerdotal, además de realizarse con bastante orden, no afecta al desempeño educativo. Cuando se habla de la Ciudad de los Niños de Monterrey es importante destacar el papel que desempeñan los “preceptores”, pues ellos son los que dan seguimiento a cada alumno desde una perspectiva integral: sus estudios; su interrelación con sus compañeros de clases; el fortalecimiento de las virtudes humanas tanto en el colegio como en sus casas, y para ello lógicamente suelen tener entrevistas periódicas con los padres de familia de cada alumno así como con los profesores de las diversas materias. De esta forma se consigue esa sana relación familia-escuela, al tiempo que los papás resultan también beneficiados de un sistema educativo que les permite mejorar su relación matrimonial y, casi sin darse cuenta, van aprendiendo a ser mejores educadores de sus hijos.No son pocos los reconocimientos que a nivel local, nacional e internacional ha recibido esta institución como puede constatarse a través de algún buscador de Internet. Entre éstos se encuentra el “Premio Eugenio Garza Sada” otorgado por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey reconociéndola como “un centro de desarrollo social para familias de escasos recursos, dedicado a la formación técnica, humana y espiritual de los niños, niñas, jóvenes, padres de familia y maestros”.Dentro de las diversas actividades que se llevan a cabo en esta institución, está la “Unidad Médica Centenario” donde cada día se atiende a mayor número de personas con la única condición de que no cuenten con ningún sistema de protección de asistencia clínica, es decir: sus pacientes son las personas más desamparadas.Resulta interesante descubrir que la Ciudad de los Niños de Monterrey, creada por el Padre Carlos Álvarez hace más de cincuenta años, y concebida como orfanato, tuvo una evolución en 1986 hacia un proyecto mucho más esperanzado, con un esquema de proyección social que pudiera incidir en las familias más desprotegidas. Vale la pena visitar: http://www.geocities.com/info_opus_dei/ciudad.htm para tener una visión de conjunto de lo que hoy en día se ha conseguido con la ayuda de muchísima gente... en beneficio de muchísimos otros. No cabe duda que, los problemas sociales más importantes sólo podrán resolverse por medio de una educación integral que abarque a todos los niveles socioeconómicos.