«Los ordenadores no sólo tienen que estar en las zonas comunes, sino, cuando ello sea posible, colocados de forma que la pantalla esté mirando hacia la puerta». Es la máxima añadida a la “regla de oro” por la que apuesta Juan Manuel Romero. ¿Y cuál es la “regla de oro? «El ordenador nunca, bajo ninguna circunstancia, debe estar en la habitación de un adolescente».
Creador de Adicciones Digitales (http://www.adiccionesdigitales.es) y periodista, Romero expone su preocupación ante los riesgos que supone el uso indiscriminado de internet, en una entrevista al diario español ABC (cf. 14.09.2010): «Me di cuenta que mis hijos utilizaban mucho el ordenador con ocho o diez años y también en el trabajo vi a mucha gente enganchada».
Conferencista que aborda los peligros de las nuevas tecnologías, dice cómo tratar a los niños y adolescentes que están «enfermos» de internet, de sedentarismo y trato reducido a lo virtual: «Ahora a un niño no lo puedes castigar con no salir a la calle porque lo harás feliz […] Hay que castigarlo con salir a la calle».
No hay que tener miedo a la palabra “control”
Otro momento interesante de la entrevista es cuando responde a la así llamada brecha-digital entre padres e hijos. Tras decir que muchos padres aún no están preparados en este campo, afirma: «Ven al niño en el ordenador y dicen “qué bien, mi hijo conoce la informática del futuro”, y el niño está chateando, con la granja de Facebook o con los amigos de Tuenti (red social más usada en España, n.d.r.). A mí mis hijos me configuran el teléfono móvil porque yo no sé hacerlo y si tengo un problema con el ordenador me lo arreglan ellos… Pero las claves del ordenador las tengo yo y sólo entran cuando lo considero oportuno. No hay que tener miedo a la palabra “control”».
Y añade: «A mí no me vale de nada que uno de mis hijos se meta en un blog que promociona la bulimia y la anorexia, y se me haga anoréxico o bulímico y se me muera dentro de dos años y yo diga: “Sí, mi hijo se murió, pero ejerció su libertad”».
No son pocos los niños y adolescentes que padecen adicciones digitales, una nueva patología que tiene efectos físicos, consecuencias académicas y que precisa de un trato profesional
Un artículo publicado por el diario español La Razón (cf. 27.02.2009) ofrecía algunos consejos prácticos para un diálogo sobre este tema entre padres e hijos:
- Hablar con los hijos. Debe saber qué páginas visitan, con quién conversan, qué les gusta ver, etc. Igual que no los dejaría salir de casa sin saber dónde van y con quién, no debe dejarles acceder a internet sin antes saber si lo que están haciendo está bien.
- Informarse. Se deben conocer las herramientas que ofrece la web, los peligros y la forma de evitarlos.
- Establece reglas firmes de uso. Hay que poner normas claras y tajantes que regulen el tiempo de conexión. Además, se debe vigilar su cumplimiento, especialmente el horario nocturno. Es mejor que el PC se sitúe en un lugar común y no en la habitación de un menor.
- Hay que enseñar a los hijos a no facilitar datos como su nombre, dirección o fotos para impedir que los ciber-delincuentes o usuarios malintencionados accedan a sus cuentas de correo, de mensajería o similares.
- Existe la opción de descargar unos programas «filtradores» de contenido que permiten decidir qué páginas pueden visitar los más pequeños y cuáles no.
Desde luego, las patologías adictivas y la ayuda que se puede brindar, bajo la concepción que Romero define como «control», no es una opción cuanto un imperativo cada vez más necesario. La pérdida de tiempo y la banalización de las relaciones interpersonales pueden ser las primeras evidencias de una incipiente patología adictiva. No es sólo una cuestión de adolescentes sino también de adultos que deben ejercer un firme auto-control en este campo e incluso ayudarse de otros para lograr cumplir sus propósitos personales.