Obligación del ser racional es razonar, o sea, deducir verdades desconocidas en base a otras ya conocidas. Pues bien, quienes escribimos en los medios estamos, quizás, más obligados a inferir las causas de los fenómenos sociales que, como lazarillos, guían a las masas ciegas por rutas acertadas o, por el contrario, hacia precipicios.
Hace pocos días nuestro país se sintió consternado por el crimen perpetuado por Diego Santoy en contra de dos pequeñitos, amén del intento de asesinato de su ex novia. Considero como torpeza intentar atribuir a una sola causa un crimen de esta magnitud, pues son varios los factores que llevan a este tipo de aberraciones.
Según estudios a nivel mundial está comprobado que la violencia, el alcohol, las drogas, la pornografía, las aberraciones sexuales, la falta de armonía familiar y la superficialidad suelen transitar por el mismo camino. Aunque para ser más precisos, podemos calificarlo como ¡autopista de ocho carriles!
La revista Expansión publicó en su número 932 (enero-febrero de 2006) un reportaje titulado: “Un rapidín por celular” donde da a conocer que la empresa “Iusacell” ofrecerá videos pornográficos “en la intimidad de su celular”. Para empezar, me resulta curioso encontrarme con que los celulares forman parte de la intimidad de sus dueños. Amén de que, hoy en día, son innumerables los niños que usan este medio de comunicación.
Mauricio Delgado, director general de Lunave Mobile, proveedor de esta modalidad, afirmó que: “Estamos dirigiéndonos a un segmento que sabe lo que quiere y que no tiene vergüenza de sus gustos”. Concluyo, pues, que si usted no acostumbra ver pornografía deberá considerarse fuera del segmento de personas que saben lo que quieren, o que es una persona a quien sus complejos no le permiten este tipo de entretenimiento.
En relación con algo que publiqué a finales de enero, Susana Valdés -prestigiada periodista- me comentaba: “Me impactó el artículo. Curiosamente porque vengo llegando de Estados Unidos. Estuve unos días en San Antonio, Texas, donde tuve oportunidad de ver y analizar algunos programas de contenido y debate.
“En aquel país, están reconociendo su error por sus catastróficas consecuencias. Fueron ellos, quizás, los pioneros en esas ideas de la obsolescencia de la familia tradicional, de no coartar la actividad sexual de los niños y jóvenes. ¡Ahora ya no saben que hacer con los nefastos resultados!
“Vi dos o tres programas con ese tema y en ellos terminaban exhortando, casi suplicando, a los muchachos que no tengan sexo antes de tiempo, que se guarden hasta el matrimonio, que tengan respeto por sus hogares y a sus propios cuerpos, y confianza en sus padres. También los animaban a fijarse bien en las personas que eligen como pareja, puesto que lo deseable no es tener muchas parejas en la vida, sino una sola consistente y confiable”.
Insisto en que son muchos los factores de las calamidades sociales y espero que los señores de Iusacell se den cuenta que estarán contribuyendo a acelerar la degradación de mucha gente, especialmente jóvenes. Ojalá su interés social esté por encima del económico. ¿Será así? Ya lo veremos.