Cinco años después de que California destinara un presupuesto de 3.000 millones de dólares a la investigación con células madre embrionarias no ha habido aún ninguna terapia y los progresos son muy pequeños. De ahí que los defensores de esta técnica estén volviéndose hacia la investigación a la que antaño se opusieran.
La Proposición 71 de California tenía la intención de contrarrestar con esos 3.000 millones de dólares la política restrictiva de los Institutos Nacionales de Salud en relación con la financiación de la investigación con células madre embrionarias humanas. Los partidarios de la Iniciativa de Terapias e Investigación con Células Madre de California, aprobada en 2004, mantenían la esperanza de inminentes milagros médicos sólo frenados por la política del presidente Bush de no permitir la financiación federal de investigaciones con células embrionarias (ESC) más allá de las líneas celulares existentes y que implicó la destrucción de embriones creados para tal fin.
Cinco años más tarde, las ESC no han cumplido las expectativas y los partidarios de la Proposición 71 empiezan a admitir el fracaso. El Instituto de Medicina Regenerativa de California, la agencia estatal creada, como algunos decían, para restablecer la ciencia al lugar que le corresponde, está des-viando fondos para las ESC al ámbito que ha producido terapias y tratamientos efectivos: la investigación con células madre adultas. No sólo ha tratado a personas reales, con resultados reales, sino que además no tiene la controversia moral de las ESC.
Esto puede ser interpretado como un cebo clásico, un intento de arrebatar el éxito de las fauces del fracaso y el mérito de los descubrimientos y avances logrados por la investigación una vez que los partidarios de la Proposición 71 han sido caballerosamente desacreditados. Cuando se necesitaba financiación se utilizó la frase "las células madre embrionarias". Cuando se discutieron los progresos reales, la palabra "embrionario" se eliminó porque las ESC nunca salieron del laboratorio.
La Proposición 71 tenía una vigencia de diez años y en 2008, cuando las terapias milagrosas parecían cada vez más improbables, se contrató un director de la agencia con un buen historial de traslación del laboratorio a la clínica. “Si estuvimos diez años y no hallamos ningún tratamiento clínico, fue un fracaso” dice el director del instituto, Alan Trounson, pionero australiano de las células madre. "Tenemos que demostrar que estamos iniciando una nueva revolución en la medicina general".
El instituto está tratando de hacer eso financiando la investigación con células madre adultas. El pasado octubre repartió unos 230 millones de dólares a 14 equipos de investigación; sólo cuatro de los proyectos implican células madre embrionarias.
Entre los destinatarios hay un grupo de la Universidad de California y el Hospital Infantil de Los Ángeles que espera ayudar a los pacientes con anemia falciforme mediante la modificación genética de sus células hematopoyéticas para que produzcan eritrocitos sanos. Y un equipo del Hospital Cedars-Sinai usará su subvención para investigar la regeneración cardiaca con células madre autólogas del paciente.
Bernadine Healy, director de los Institutos Nacionales de Salud en la época de Bush, escribió en U. S. News & Worid Report que "las células madre embrionarias, una vez analizadas para el Alzheimer, el Parkinson y la dia-betes, están obsoletas".
Incluso pueden ser peligrosas. Son difíciles de controlar, de reconvertir al tipo específico de tejido deseado, y, a diferencia de las células madre adultas extraídas del propio paciente, requieren el uso de fármacos inmunosupresores. Y el auge cada vez mayor de las células pluripotentes inducidas (iPS) está relegando aún más a las embrionarias (investors.com. Traducido y publicado por DM, 20-I-2010).