Cada vez son más los padres de familia alarmados por el tiempo que sus hijos dedican a las redes sociales como Facebook. Al temor de que encuentren desconocidos se añade ahora un riesgo no menos nefasto: la pérdida del tiempo.
No es algo superfluo si se considera que hay evidencia que a mayor tiempo dedicado a redes sociales hay un menoscabo en la vida académica. O lo es que lo mismo: más horas en internet igual a peor rendimiento escolar.
En Estados Unidos apareció hace tiempo el libro Facebook for parents (Facebook para papás, Linda y B.J. Fogg), un “manual” para ayudarse y ayudar a los hijos a utilizar adecuadamente las redes sociales, particularmente Facebook. Una de las recomendaciones que ofrece el libro es evitar espiar a los hijos y mejor tutelarlos. Y la pregunta que viene en consecuencia es “¿cómo?”.
Psicóloga y madre de ocho hijos, Linda Fogg responde: “Vigilar no quiere decir juzgar y menos espiar, sobre todo porque una vez perdida la confianza de un chico, espiándolo, es más difícil recuperarla”. Y añade: “Enseñemos a los niños que deben proteger la información sensible –dirección de casa, de escuela, número de teléfono– y expliquémosles cómo hacerlo. Convenzámoslos que aquello que ponen en la web, fotos incluidas, es incancelable, y que compartir la información con “los amigos de los amigos” –en lugar de sólo elegir la opción “sólo amigos”– es como darle la información a cualquiera”.
Una manera concreta de ejercer esa tutela es precisamente convertirse en “amigos” digitales de los hijos en la red social que usan, no sólo Facebook, desde luego.
Y aquí empieza el trabajo cercano y amoroso de un padre de familia. Trabajo que significa hacer comprender al hijo que cuando tengan una duda o problema, también en el “mundo digital”, el padre y la madre estarán también ahí para ayudarlo y no para vigilarlo. De ahí que se les pueda proponer a los hijos más reacios a aceptar a los propios padres como amigos, dejar a los papás como “amigos” de segundo rango, dándoles acceso sólo a un cierto nivel de información.
El 12 de septiembre de 2010 Il Corriere della Sera publicaba en la sección de salud diez consejos dirigidos a los padres (p. 59):
1. Identificar las reglas compartidas de navegación en internet, de modo que los hijos se sientan partícipes en la elaboración de ellas y, en ese mismo sentido, responsables al cumplir lo que ellos mismos pudieron proponer razonablemente.
2. Colocar la computadora en un lugar visible. De preferencia fuera de la propia habitación.
3. Aprender el uso de internet.
4. Utilizar sistemas de protección (filtros).
5. Hablar habitualmente con los hijos sobre el uso que hacen de internet.
6. Recomendarles y recordarles que en la web no es conveniente dar o dejar datos personales como domicilio o teléfono.
7. Recomendar jamás pedir on line fotos o videos personales y menos repartirlos a quienes no se conoce personalmente.
8. Ser claros en los riesgos que se derivan del contacto con desconocidos en internet (pedofilia, secuestros, violencia, etc.).
9. Evitar el uso de internet por la noche. Habituarlos siempre a avisar a los papás que se usará internet y, en el caso de estar en un chat, con quién se estará “chateando”.
10. Navegar y “chatear” juntos, al menos inicialmente, para orientarlos en la práctica sobre qué es la privacidad en internet y cómo relacionarse ahí.
Aunque redes sociales como Facebook especifican que son para mayores de 13 años, la realidad es que cada vez más niños obtienen perfiles en esa u otras social network. Un padre de familia convertido en “amigo” es un recurso de cercanía y un apoyo moral para todos esos adolescentes que están formando su personalidad.