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El valor de los abuelos - ¿Por qué menospreciamos?

Para saber

En un mensaje reciente el Papa Benedicto XVI al recordar a los padres de la Virgen María, quiso hacerles un reconocimiento a todos los abuelos resaltando el papel que juegan en la vida familiar. Con palabras de cariño y gratitud apreció la riqueza religiosa, espiritual, humana y social que pueden aportar. A su vez, animaba a perseverar en la fe, dando sentido con la luz de Cristo, a todos los momentos de sus vidas.

2) Para pensar

En un aleccionador video distribuido por internet presenta el diálogo entre dos hombres sentados en una banca en el jardín de una casa: uno de ellos es un anciano de poco pelo blanco que con mirada bondadosa contempla la naturaleza; el otro es un joven fuerte, bien parecido, de los que parece que dominan el mundo y lo único importante es lo suyo, está leyendo ávidamente el periódico sin interesarle el anciano a quien casi le da la espalda y que, es importante aclarar, es su padre. En eso un pajarito se posa sobre el arbusto y el padre pregunta: “¿Qué es eso?”. El hijo, sorprendido por haber sido interrumpido en su lectura por algo tan intrascendente, le responde displicentemente: “Es un pájaro” y vuele inmediatamente a su lectura. Pasa poco tiempo, el pájaro se posa sobre un árbol y el hombre anciano vuelve a preguntar: “¿Qué es eso?”. El hijo sin ocultar ahora su enfado le contesta: “Te lo acabo de decir papá, es un pájaro”, y vuelve a enfrascarse con el periódico. Pasa otro tiempo, en eso, en una fuente un pájaro hace ruido con el agua, por lo que vuelve a preguntar dulcemente el anciano padre: “¿Qué es eso?” El hijo mostrando sumo enfado le responde a gritos: “TE HE DICHO QUE ES UN PÁJARO, PÁ-JA-RO”, quedándosele viendo muy serio. El padre, sin embargo, le sostiene la mirada un rato y vuelve a hacer la misma pregunta: “¿Qué es eso”. El hijo ya no tiene paciencia, tira con fuerza el periódico y con aspavientos le grita: “¿POR QUÉ ME LO PREGUNTAS?, YA TE DIJE TRES VECES QUE ES UN PÁJARO. NO LO CONSIGUES ENTENDER ¿O QUÉ?”. El padre anciano se levanta lentamente de la banca. El hijo le grita: “¿ADÓNDE VAS?” El padre le hace la seña con la mano que siga sentado, que se calme, mientras se dirige con paso pausado a su casa que está unos metros al lado. El hijo se queda en la banca, ya sin leer el periódico y reflexionando su proceder grosero e impaciente con su anciano padre. El viejo hombre regresa con un viejo cuaderno y se sienta junto a su hijo. Busca en el cuaderno de notas hasta que halla el lugar y se lo da a su hijo para que lea. Pero como empieza a leer en voz baja le dice: “En alto”. El hijo empieza a leer: “Hoy mi hijo más pequeño con tres años y pocos días de edad estaba sentado conmigo en el parque cuando un pájaro se acercó a nosotros, mi hijo me peguntó veintiún veces… “¿Qué es eso?”, y yo le respondí las veintiún veces que era un pajarito. Yo lo abracé cada vez que me hacía la misma pregunta. Una vez tras otra, las veintiún veces, ¡¡sintiendo un gran cariño para mi muchachito!!”. El hijo ya no puede seguir leyendo de dolor, dándose cuenta lo injusto de su proceder y con lágrimas abraza y besa a su anciano padre.

Para vivir

Efectivamente, no conocemos o hemos olvidado tantos bienes, cuidados y atenciones que debemos a nuestros educadores, especialmente y en primer lugar a nuestros padres, y directa o indirectamente, a través de los padres, de los abuelos.

El Papa nos invita a luchar contra el utilitarismo, donde lo único que tiene valor es lo que produce ganancias materiales y menosprecia la dignidad de la persona con menos capacidades. Cristo nos invita a difundir el amor sin excluir a nadie.

José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero en Computación por la UNAM y Doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra