Un hecho muy sonado en 2009 fue el fracaso de la Cumbre de Copenhague sobre el medio ambiente, organizada por las Naciones Unidas. Los países ahí reunidos no fueron capaces de aportar una solución viable a los problemas ecológicos mundiales, como el calentamiento global. En cambio, Benedicto XVI recibió el apelativo de “Papa verde” por parte de los medios de comunicación. ¿Cuál es la revolución ecológica del Pontífice?
El año que a penas terminó consolidó el prestigio del Santo Padre como defensor de la creación. La revista norteamericana de geopolítica “Foreign Policy” (FP) clasificó a Benedicto XVI en el lugar número 17 entre los “100 mayores pensadores globales” del año, entre aquellos que con sus “grandes ideas han modelado nuestro mundo en el 2009”.
Entre los méritos que “FP” reconoce al Papa Benedicto está el de “haber colocado a la Iglesia de manera inesperada a la cabeza en la defensa del ambiente y en la denuncia de los peligros del cambio climático” (www.foreignpolicy.com, del 30.XI.2009).
Esta nominación no resulta extraña porque el Obispo de Roma ha enviado bastantes mensajes sobre el tema de la ecología. Uno de los más significativos está contenido en su última encíclica, “Cáritas in veritate” (29.VI.2009), en la que el Papa ofrece pautas de solución a temas candentes como la explotación de los recursos no renovables y la justicia hacia los pueblos más pobres, la cuestión de los consumos energéticos, la responsabilidad ante las generaciones futuras, la relación entre ecología y respeto de la vida.
El 10 de septiembre del año pasado, el Pontífice expresó que se debe “ver en la creación algo más que la simple fuente de riqueza o explotación por la mano del hombre”. El regalo de la creación debe ser usado “responsablemente y con respeto, haciéndolo fructífero”. Ya que al final, debemos ver la creación como “la expresión de un plan de amor y verdad que nos habla del Creador y de su amor por la humanidad que encontrará su plenitud en Cristo, al final de los tiempos”.
Hace unos días, el 1 de enero, Benedicto XVI publicó un importante mensaje sobre el cuidado de la creación, titulado “Si quieres promover la paz, protege la creación”, que es como un resumen de sus propuestas anteriores. El Papa recuerda el mandato divino de cultivar y custodiar la tierra. “Todo lo que existe pertenece a Dios, que lo ha confiado a los hombres, pero no para que dispongan arbitrariamente de ello. Por el contrario, cuando el hombre, en vez de desempeñar su papel de colaborador de Dios, lo suplanta, termina provocando la rebelión de la naturaleza” (n. 6).
También el Santo Padre alienta “la educación de una responsabilidad ecológica” que salvaguarde una auténtica “ecología humana” y, por tanto, afirme con renovada convicción “la inviolabilidad de la vida humana en cada una de sus fases, y en cualquier condición en que se encuentre, la dignidad de la persona y la insustituible misión de la familia” (n. 12).
Pero el Papa no sólo envía mensajes “verdes”, sino que ha emprendido acciones ecológicas. Hizo instalar paneles solares para la generación de electricidad en los techos del Vaticano y en los de su casa en Alemania.
El Pontífice también ha hecho del Vaticano el primer estado neutral en emisiones de bióxido de carbono, a través de la reforestación de bosques en Hungría, que compensan las emisiones de C02 producidas en esa Ciudad Estado. Por todo esto, es acertado calificar a Benedicto XVI como el “Papa de la ecología”, y a sus mensajes como una “revolución verde”.