El Papa habla de matemáticas
Saber “endulzar” nuestra vida
1) Para saber
En un encuentro que el Papa Benedicto XVI tuvo con jóvenes hace algunos meses, uno se ellos, llamado Giovanni, de 17 años, le expuso una inquietud. Le comentó que en su escuela, a veces, contraponen lo dicho por la Iglesia a lo que dice la ciencia, haciéndoles creer que la fe y la ciencia son enemigas y que con las matemáticas se puede explicar todo. Sin embargo, él, como todos los jóvenes, tiene hambre de Verdad. Y le preguntó al final: “Santo Padre ¿cómo puedo hacer para armonizar la ciencia y la fe?”
El Papa le respondió recordando la figura de Galileo, quien afirmaba que Dios había escrito el libro de la naturaleza en un lenguaje matemático. Galileo estaba convencido de que Dios nos ha dado dos libros: el de la Sagrada Escritura y el de la naturaleza, y el lenguaje de la naturaleza, pensaba, son las matemáticas. Ello querría decir que las matemáticas es un lenguaje de Dios, del Creador.
El Papa afirmó que las matemáticas han sido una gran invención del hombre para explicarse el mundo y para poderlo dominar. Es así que las matemáticas aplicadas a la naturaleza nos están mostrando que el universo tiene una estructura inteligente, tiene leyes racionales y lógicas. El hecho de que coincida la ciencia de la matemática con la naturaleza real, pone de manifiesto un plan inteligente que hemos de saber descubrir.
Esto, dice el Papa, nos manifiesta que al observar cómo la naturaleza está regida por la Razón, y no por un desorden ilógico o el caos, debe haber una “Razón creadora que está en el origen de todo y es el principio de todo”, por ello el cristianismo opta por creer que detrás de todo hay una gran Inteligencia de la que nos podemos fiar.
2) Para pensar
El Papa comentó, además, que la existencia de Dios no debemos querer demostrarla con experimentos como se hacen en las demás ciencias. Dios es invisible y no podemos medirlo, pero podemos descubrirlo en sus diferentes manifestaciones.
Un relato que sucedió en una escuela nos puede ayudar a reflexionar al respecto. Un cierto día, la profesora, queriendo saber si todos habían estudiado la lección solicitada, preguntó a los niños quién sabría explicar quién es Dios. Uno de los niños levantó el brazo y dijo: Dios es nuestro Padre y creador de todo. La profesora fue más lejos y preguntó ¿Y cómo saben que Dios existe si nunca lo han visto? El salón se quedó en silencio. Pero Pedro, un niño muy tímido, alzó la mano y dijo: Mi mamá me dijo que Dios es como el azúcar en mi leche que ella hace todas las mañanas. Yo no veo el azúcar que está dentro de la taza en el medio de la leche, pero si ella me la saca, queda sin sabor. Dios existe y está siempre en medio de nosotros, sólo que no lo vemos. Pero si Él sale, nuestra vida queda sin sabor.
La profesora sonrió y dijo: Muy bien Pedro, yo les enseñé muchas cosas, pero tú me enseñaste algo más profundo. Yo ahora sé que Dios es nuestra Azúcar y que está todos los días endulzando nuestras vidas. Le dio un beso y salió sorprendida más que con la respuesta de aquel niño, con la sabiduría de la madre que le enseñó de manera tan clara la presencia de Dios.
3) Para vivir
Nuestra vida también quedaría sin “sabor” si no contamos con Dios.
Podemos aprender a observar la naturaleza y, aunque no utilicemos las matemáticas para encontrar a Dios, sepamos descubrir su amor en todo lo que nos rodea.
Que no nos olvidemos de endulzar con "Azucar" nuestra vida.