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El Nuevo Testamento
En la formación del Nuevo Testamento se nota el mismo proceso: lo primero es la "acción de Dios": un resultado de ésta es la formación de una comunidad, y en esta comunidad, reflexionando sobre su experiencia de Dios, que la expresa en palabras. En Nuestro Señor, Dios continuó y perfeccionó la obra que había comenzado en Israel: Heb. 1,1-2.
Jesús se rodeó de un grupo de seguidores y estos después de su muerte y resurrección reunieron a otros, se llamaron el "Nuevo Israel", y el "Pueblo de Dios", el Pueblo de la "Nueva Alianza", completando y perfeccionando las Alianzas con Israel. Luego "recordaron" su experiencia de diversas formas. La comunidad, la Iglesia, el Pueblo de Dios, el Cuerpo de Cristo, reconoció este "recuerdo" como expresión autentica de su carácter de "Pueblo de Dios". El recuerdo fue conservado y transmitido a nosotros como la "Palabra de Dios". Dios no deja de obrar en y por medio de su Iglesia, su Espíritu nos sigue hablando. Pero este recuerdo, autorizado por los primeros seguidores de Cristo, aquellos que lo conocieron directa y personalmente, tiene un lugar único y definitivo en la historia de la revelación.
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Última actualización October 13, 1997