En el siglo pasado los racionalistas y modernistas trataron de múltiples maneras de desprestigiar la figura divina de Cristo, atacando el valor histórico de los evangelios. .Todo lo milagroso o sobrenatural fue rechazado sin más, como algo mítico o legendario. Tal empeño fracasó rotundamente. Más tarde, en idéntico empeño, no pocos acatólicos, entre ellos algunos teólogos protestantes, trataron de contraponer la figura del Cristo histórico al Cristo de la fe .Vana resultó, igualmente, esta tentativa, frente a la enseñanza nuclear de la Iglesia, proclamada a lo largo de 20 siglos : Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre. En la actualidad, no ha cejado el empeño. Ya no se hace de un modo frontal y directo .Resulta contraproducente .Hay otras tácticas más sutiles e indirectas, pero quizás más eficaces. Se trata de presentar un Cristo alternativo, al Cristo proclamado por la Iglesia. Para ello, se diluye y difumina la figura divina de Cristo en un vago sincretismo, tomando como si fueran cristianos, elementos novelescos, seudo científicos, de ciencia ficción o de otras religiones, con aportaciones de la parasicología y de las ciencias ocultas. Resulta curioso el comprobar cómo ciertas sectas se empeñan en aparecer como “cristianas” ante la gente sencilla, cuando niegan rotundamente la divinidad del Señor. No menos llamativos son los centenares de publicaciones que usando terminología cristiana, llevan al debilitamiento o pérdida de la fe ,propiciando la ceremonia de la confusión religiosa en nuestro pueblo. Un grave problema al que todos los verdaderos cristianos hemos de hacer frente.