¿Qué hay más bello en la vida que experimentar el perdón de Dios? Sin embargo, por la crisis que el sacramento de la Reconciliación vive desde hace décadas, todavía hoy muchos creyentes siguen sin acercarse al confesionario
Para analizar las causas de este fenómeno, la Penitenciaría Apostólica, el organismo más antiguo de la Curia Romana, que recibe la confesión de aquellos pecados cuya absolución y penitencia están reservadas al Papa, organizó del 13 al 14 de enero un simposio en el que participaron cardenales, obispos, teólogos y canonistas de varios continentes.
La crisis
Cuando tocan el alma, las investigaciones sociológicas son muy relativas. Sin embargo, una de las últimas, realizada en Italia por la Universidad Católica del Sagrado Corazón, constata que el 30% de los fieles no considera necesaria la presencia de los sacerdotes en los confesonarios. El 10%, más bien la considera un impedimento para el diálogo directo con el Señor, mientras que el 20% sostiene tener dificultad al hablar con otra persona de los propios pecados.
Monseñor Giovanni Francesco Girotti, regente de la Penitenciaría Apostólica, aclara que la crisis de la Confesión no fue motivada por el Concilio, sino por los «profundos cambios» de mentalidad de los años sesenta y setenta. Ahora bien -reconoce a este semanario-, «estos cambios culturales han repercutido profundamente en la práctica del sacramento de la Reconciliación».
«La reforma preconizada por el Vaticano II se refiere sobre todo al rito, y parecería que no se ha logrado devolver vida ni a la comprensión teológica ni a la confianza en este Sacramento», añade. «No han faltado esfuerzos, por parte de diversas Conferencias Episcopales y diócesis». Sin embargo, «hoy este Sacramento, tan fundamental para la salud y santificación de las almas, parece sufrir una crisis preocupante».
Las causas
Monseñor Girotti, desde su experiencia única, hace un diagnóstico del desamor por el Sacramento. En primer lugar, atribuye la crisis de la Confesión a la pérdida o desconocimiento del sentido del Sacramento. Si se pierde la comprensión de lo que es un sacramento, es normal que se caiga en la crisis, más cuando, «desde siempre, la Confesión es un sacramento notablemente fatigoso».
En segundo lugar, el regente de la Penitenciaría Apostólica achaca la crisis a «la debilitación del sentido de pecado». Citando a Pío XII, afirma: «Quizá el pecado mayor en el mundo actual es precisamente haber perdido el sentido de pecado». Pero, ¿por qué se da una crisis del sentido del pecado? Según monseñor Girotti, la respuesta se encuentra en la falta «del sentido de la ofensa a Dios. En un mundo secularizado, su presencia no se considera relevante». Por último, el obispo menciona «algunas afirmaciones de la psicología, que se oponen a la noción de culpa, como si ésta significara poner frenos a la libertad».
La solución
En el congreso que acaba de celebrarse en Roma, quedó claro que la mejor solución para afrontar la crisis está en animar a los creyentes a hacer la experiencia del perdón de Dios en el sacramento, como constató el cardenal Bertone, Secretario de Estado. «Acoger el perdón de Dios permite al hombre lograr el éxito integral de la propia existencia, y la nueva comunión con Dios es la renovación de la Humanidad, liberada de los vínculos del mal», añadió.
Como todo en la vida cristiana -se dijo también-, el perdón de Dios sólo se comprende cuando se vive. Así que el lector puede hacer esta misma experiencia, simplemente acercándose a la reconciliación en alguna iglesia. No hay dieta más rejuvenecedora...