Indudablemente, uno de los dones más importantes que Dios nos ha dado es el de poder comunicarnos con nuestros semejantes. Sin embargo, a veces esa comunicación falla. Además la mayor parte de los problemas interpersonales se originan por la falta de comunicación; pero también en lo que conocemos como "hablar idiomas distintos" y esto aun dentro de una misma lengua. Por eso, un poco en broma y un poco en serio, se me ocurrió el siguiente "diccionario casero", que aunque no demasiado académico, podría ayudar en algunos casos a mejorar esa tan valiosa comunicación.
Abuelos: Dos veces papás, quienes merecen dos veces cariño y que han de ser dos veces prudentes para aconsejar, respetando la responsabilidad de sus hijos en la educación de sus nietos.
Amistad: Tesoro de valor incomparable que requiere un cultivo como el de las flores finas.
Amigo: Un otro yo, con quien cuento siempre, especialmente cuando los demás huyen o me dan la espalda, y que me demuestra su afecto corrigiendo mis errores.
Amor: Motivo por el que deberíamos hacer todas la cosas.
Ángel de la guarda: Ser espiritual que Dios nos ha regalado para que nos cuide, y no se separa de nosotros, aunque ya no seamos niños.
Cariño: Algo que debe ganarse, a base de darlo a los demás.
Comidas: Maravillosas oportunidades de convivir con los seres queridos, para interesarnos en lo que ellos nos quieren contar.
Convivencia familiar: Fenómeno social especialmente enriquecedor para todos los miembros del grupo, donde en base al respeto y al cariño mutuos, nadie tiene miedo a decir lo que piensa.
Educación primaria: La que los niños deberían recibir antes de ir a la escuela, para que ahí los puedan instruir.
Enfermo: Persona que necesita doble cantidad de cariño que los demás, con dos cucharadas de exigencia, cada ocho horas.
Esposo: Hombre casado, que jamás pierde de vista que su primera obligación es demostrarle un amor sincero a su mujer.
Esposa: Señora que en ocasiones se cree Doña Josefa Ortiz de Domínguez (La Corregidora).
Estudio: Labor ardua de la inteligencia y la voluntad, que nos capacita para ser buenos administradores del mundo y de nosotros mismos.
Felicidad: Fin último del hombre que sólo se puede alcanzar plenamente en la otra vida, pero que se puede comenzar a disfrutar en ésta, a base de servir a los demás por amor a Dios y a ellos.
Gastos: Actividad económica necesaria, que ha de sujetarse a dos condicionantes: posibilidad y conveniencia; pues no todo lo que es posible conviene; ni todo lo que conviene es posible.
Gestos: Instrumentos, que al igual que un bisturí, pueden hacer mucho bien o mucho mal.
Gritos: Señal de que no se tiene la razón.
Hijos: Préstamo que Dios concede a los padres, para que se los devuelvan con sus intereses.
Hermanos: Uno de los regalos más valiosos que Dios nos da, y a los que hay que tratar como tales.
Ironía: Arma de alto poder destructivo, estrictamente prohibida en el ambiente familiar.
Llanto: Señal de que no somos ni Dios, ni animales.
Mamá: Tesoro de piedras preciosas; vínculo de unidad; doctora; enfermera; maestra; confidente sincera y desinteresada.
Matrimonio: Binomio inseparable de un hombre y una mujer, con objetivos e intereses comunes sobre los hijos, en el que los cónyuges saben pedirse perdón y olvidar.
Motocicleta: Vehículo veloz de dos ruedas, en el que la carrocería es el que maneja.
Novia: Mujer a la que hay que demostrarle el cariño como si estuviera presente su mamá.
Novio: Novio... o sea "no dueño"; y del cual, ahora, si se puede divorciar.
Obediencia: Hermosa y fundamental virtud que permite buscar el bien de la familia en su conjunto, donde todos colaboran en formas distintas: los padres mandando y los hijos obedeciendo.
Orgullo: Salitre del alma que puede destruir hasta lo que más queremos.
Papá: Cimiento familiar, fortaleza; alguien que con su conducta habitual educa por cariño, jamás por temor; y de quien los suyos se sienten orgullosos siempre.
Peatón: Persona que vale tanto como el automovilista, con la única diferencia de que, se encuentra en franca desventaja de protección.
Personas de servicio: Parte de la familia, sobre la que los señores de la casa tienen responsabilidades serias, y que merecen el respeto de todos en el hogar.
Pleitos: Ajuste de divergencias, que debe regirse como el boxeo olímpico, con un máximo de tres "ruonds" de tres minutos cada uno de pelea limpia, y donde al terminar siguen siendo amigos.
Problemas económicos: Situaciones que, por fortuna, lo único que se necesita para resolverlas, es dinero.
Razón: Lo que debería regir el comportamiento humano.
Reflexión: Actividad previa a todo lo que consideramos importante.
Risa: Manifestación de alegría, aunque con frecuencia es símbolo de lo contrario.
Sentimiento: Lo que muchos argumentan para justificar todo tipo de conducta, sin importar su adecuación a la ley natural.
Silencio: Ambiente que favorece la meditación y por lo tanto nos enriquece. En otro sentido, el silencio, puede ser manifestación de amor, en cuanto nos lleva a respetar la intimidad de los demás y sus "malos ratos".
Soledad: Situación que conviene procurar de vez en cuando para poder hacer un balance de nuestra vida; pero que al igual que un yeso en un brazo fracturado, habrá que evitar lo antes posible, pues puede atrofiar la felicidad.
Suegra: Persona a quien se le debe el ser del ser más querido.
Sufrimiento: Realidad inevitable, que prueba las verdaderas virtudes, y que nos permite acompañar al Hijo de Dios en su pasión.
Teléfono: Aparato de comunicación para ser utilizado en un máximo de tres minutos.
Televisión: Estupendo instrumento que nos abre el mundo entero; pero que tiene inconvenientes, y al que es necesario vigilar, como si se tuviera un arma de fuego cargada dentro de la casa.
Tristeza: Enfermedad del alma que se cura con dos ratos de plática con nuestro Padre Dios; una buena dosis de olvido de sí mismo, disuelto en un baso de preocupación por los demás; y ocho horas de sueño al día.
Travesuras: Encantadoras ocurrencias que deberían hacer padres e hijos juntos.
Unidad: Vínculo que garantiza la sobrevivencia, y fortalece las debilidades individuales.
Vanidad: Pintura que se cae sola. Adorno falso de nuestras miserias.
Valores: Principios del actuar, que deben ir acordes con nuestra naturaleza humana; con nuestra vinculación a la familia y el amor a nuestro país.
Vecinos: Personas -con toda la importancia que esto conlleva- a las que hemos de conocer, para poderlas servir, ya que son una parte importante de nuestra realidad.
Virtudes: Hábitos morales positivos, que nos indican lo que realmente valemos