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Derrotar la desesperanza ¿Nos estamos preparando en el Adviento?

Derrotar la desesperanza

¿Nos estamos preparando en el Adviento?

1) Para saber

En este Adviento el Papa Benedicto XVI dirigió unas palabras a miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano: “El Adviento es por excelencia el tiempo de la esperanza, en el que los creyentes en Cristo están invitados a permanecer en espera vigilante y activa, alimentada por la oración y por el compromiso concreto del amor”.

Un cuento puede ayudarnos a valorar estas palabras. Resulta que una vez se encontraban todas las estrellas, cada una de un color diferente, pero estaban muy aburridas allá arriba en el cielo, y fueron con Dios a pedirle algo: “Por favor, déjanos bajar a la tierra con los humanos, acá arriba ya no tenemos nada que hacer”. Dios les dijo que ellas no estaban hechas para la tierra y podían ser maltratadas, pero les daba libertad para ir. Las estrellas decidieron bajar y pronto la tierra comenzó a llenarse de colores. Entonces se podían ver bosques amarillos, piedras rojas, montañas moradas, ríos transparentes, personas azules cada uno representando una virtud, el amarillo representaba la alegría, el rojo el amor, el azul la tranquilidad, el naranja la fortaleza, el blanco la pureza, total que todos se encontraban muy asombrados.

Pero pronto los humanos se cansaron de ellas y comenzaron a menospreciarlas, por su pereza se olvidaron de la fortaleza, por su afán al dinero se olvidaron del azul de la tranquilidad, por su egoísmo desterraron a la caridad y la comprensión, y a la blanca pureza la despreciaron y no querían ni verla, así que las estrellas ya no se sentían a gusto en la Tierra y decidieron, una a una, regresar al Cielo. Poco a poco Dios comenzó a ver que la Tierra tenía menos colores cada vez.

Pronto prácticamente todas las estrellas se habían ido. Al llegar al Cielo notaron que faltaba una estrella: la estrella verde, era la estrella de la esperanza. Por eso el color que predominaba en la Tierra era el color verde. Bajaron para llamarla, pero ella se negó a regresar y les dijo: “No quiero regresar, pues cuando a los hombres les abandone la alegría, o cuando sientan que ya no tienen fuerzas o que el amor se ha ido, siempre podrán contar con la esperanza. Gracias a la esperanza podrán seguir adelante hasta que recuperen las demás virtudes”. Las otras estrellas asintieron y la dejaron en el mundo.

2) Para pensar

El Papa nos recuerda que el fundamento de nuestra esperanza es que Cristo está entre nosotros: “en Adviento, la liturgia nos repite con frecuencia y nos asegura, como queriendo derrotar nuestra desconfianza, que Dios «viene»: viene para estar con nosotros, en cada una de nuestras situaciones; viene para vivir entre nosotros, a vivir con nosotros y en nosotros; viene a llenar las distancias que nos dividen y separan; viene a reconciliarnos con Él y entre nosotros. Viene en la historia de la humanidad para tocar a la puerta de cada hombre y de cada mujer de buena voluntad, para ofrecer a los individuos, a las familias y a los pueblos el don de la fraternidad, de la concordia y de la paz”. Tenemos que pensar si nuestra esperanza está puesta en el Señor.

3) Para vivir

Por último, el Papa nos invita a prepararnos para esta Navidad: “¡Que el acercarse de la Navidad de Cristo llene los corazones de todos los cristianos de alegría, de serenidad y de paz!”

¿De qué forma podemos prepararnos mejor? El Papa nos lo descubre: “Para vivir de manera más auténtica y fructuosa este período de Adviento, la liturgia nos exhorta a mirar a María Santísima y a ponernos en camino espiritualmente junto a ella hacia la gruta de Belén. Cuando Dios tocó a la puerta de su juventud, ella le acogió con fe y con amor... Dejémonos atraer por su belleza, reflejo de la gloria divina, para que «el Dios que viene» encuentre en cada uno de nosotros un corazón bueno y abierto, que Él pueda llenar con sus dones”. Vivamos pues rezándole y tratándola más durante estos días.