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Corrupción politica

El espectáculo que ofrece a la ciudadanía la clase política en general y algunos políticos en particular, con su comportamiento ético, no puede ser más bochornoso y degradante. A través de los diversos medios se nos muestra, un día sí y otro también, un panorama de corrupción y amoralidad que causa rubor ajeno.

El mentir, difamar, calumniar y acusar sin pruebas al adversario político, está a la orden del día. Nada digamos de las acusaciones frecuentes de mordidas, recalificaciones ilegales, enriquecimientos rápidos, corruptelas de todo tipo, a costa del dinero público, es decir del pueblo. Dan la impresión de estar en una democracia tercermundista o en una republica bananera.

Sin honradez y sinceridad en los padres de la patria, no es posible construir nada sólido y duradero. Menos apelar al buen comportamiento cívico de los votantes, de los deberes del ciudadano corriente; menos palabrería hueca y más ejemplaridad, es lo que demanda el pueblo llano a sus representantes; menos abrumar con leyes y más leyes, con reformas de códigos y estatutos y obrar rectamente en conciencia para el bien común.

No se trata de hundir o ningunear al adversario o a la oposición -todos necesarios en democracia- sino exigirse cada grupo, cada partido, cada persona, honradez y veracidad por encima de cualquier interés político, partidista o personal. NO a políticos corruptos y demagogos. SÍ a servidores honrados y veraces del pueblo.