Está fuera de toda duda la importancia que para la vida de fe de los bautizados, para la vida testimonial de una comunidad y para la santidad de la Iglesia católica, tiene el sacramento de la confesión.
La causa de crisis de fe de muchos católicos, del apostolado en congregaciones y grupos de la Iglesia, quizá radica, entre otras, en el abandono, poco aprecio de este sacramento, uno de los 7 instituidos por Cristo para hacer presente su santificación y salvación..
Benedicto XVI fue rotundo en la Catedral de Sao Paolo en decirles a los Obispos brasileños la importancia de la Confesión, de estar día y noche al servicio de los fieles.
Muy oportuna y coincidente ha sido la pastoral del obispo de Tarazona, monseñor Demetrio Fdez a propósito de la Confesión previa antes de comulgar. Ante la corriente hoy constatada y extendida de la proliferación de comuniones sin confesión previa, he aquí cómo se expresa el obispo:
“Hay en este punto mucho desconcierto y quizá mucha ignorancia. La Iglesia sigue recordándonos lo que enseña la Palabra de Dios. No te acerques indignamente a comer el cuerpo del Señor. Que cada uno se examine antes de acercarse a comulgar, pues quien come el cuerpo del Señor indignamente, come su propia condenación (cf. 1Co 11,27-29). Quien tiene conciencia de estar en pecado grave, debe confesarse antes de comulgar, nos recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica (n.1365)”.
Se impone una consecuencia necesaria para todos, sacerdotes y fieles: Mayor aprecio y frecuencia de este sacramento para vivir en la paz y amistad de Dios