¿Qué dice Benedicto XVI de su propio viaje a Santiago de Compostela y Barcelona? "Fui allí -dijo a los peregrinos congregados este miércoles en Roma-, para confirmar en la fe a mis hermanos y lo hice como testigo de Cristo resucitado, como sembrador de la esperanza que no defrauda y no engaña".
En la catedral de Compostela, "dando con emoción el ‘abrazo’ tradicional al Santo, pensé en cómo este gesto de acogida y amistad es (...) un signo fuerte de la voluntad de cumplir el mensaje apostólico, que, por una parte, nos compromete a ser custodios fieles de la Buena Nueva que los Apóstoles nos han transmitido, sin caer en la tentación de alterarla, disminuirla o doblegarla a otros intereses, y, por otra, nos transforma en incansables mensajeros de la fe en Cristo, a través de la palabra y el testimonio de la vida en todos los ámbitos de la sociedad".
El Santo Padre analizó después el motivo que llevaba a tantas personas a dejar sus tareas cotidianas para emprender el "Camino de Santiago": "En tiempos de desamparo, de búsqueda, de dificultades, al igual que cuando se aspira a fortalecer la fe y a vivir con más coherencia, los peregrinos a Compostela emprenden un profundo itinerario de conversión a Cristo, que asumió sobre sí la debilidad, el pecado de la humanidad, las miserias del mundo, llevándolas allí donde el mal ya no tiene poder y la luz del bien ilumina todo. Es un pueblo de caminantes silenciosos procedentes de todo el mundo que redescubren la antigua tradición medieval y cristiana de la peregrinación, atravesando pueblos y ciudades impregnados de catolicismo".
"La fe en Cristo da sentido a Compostela, un lugar espiritualmente extraordinario, que sigue siendo un punto de referencia para la Europa de hoy . (...) Por eso, convencido de las inmensas posibilidades del continente europeo y confiado en su futuro de esperanza -afirmó el Romano pontífice- invité a Europa a abrirse cada vez más a Dios, favoreciendo así las perspectivas de un encuentro real, respetuoso y solidario con los pueblos y las civilizaciones de otros continentes".
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Benedicto XVI habló después de la segunda etapa de su viaje, Barcelona, donde consagró la iglesia de la Sagrada Familia, declarándola "Basílica menor". Pensando en la belleza de la obra de Antoni Gaudí, "que invita a levantar la mirada y el ánimo al cielo, a Dios, recordaba -dijo el Papa- las grandes construcciones religiosas, como las catedrales de la Edad Media, que han marcado profundamente la historia y fisonomía de las principales ciudades europeas."
"Esa obra espléndida (...) nos remite al verdadero santuario, al lugar de culto real, el Cielo, donde Cristo entró para comparecer ante Dios en favor nuestro. El genial arquitecto, en este templo magnífico, ha representado admirablemente el misterio de la Iglesia, a la que los fieles se incorporan por el bautismo como piedras vivas para la construcción de un edificio espiritual".
La Iglesia de la Sagrada Familia fue concebida por Gaudí "como una gran catequesis sobre Jesucristo, como un canto de alabanza al Creador. En efecto, la extraordinaria capacidad expresiva y simbólica de las formas y de los motivos artísticos, así como las innovadoras técnicas arquitectónicas y escultóricas, evocan la Fuente suprema de toda belleza", observó el Papa, refiriéndose a continuación a cómo la vida de Gaudí, "desde el momento en que aceptó el trabajo de la construcción de esa iglesia, (...) "sintió la necesidad de prepararse espiritualmente para poder expresar en la realidad material el misterio insondable de Dios".
En Barcelona, Benedicto XVI rezó "intensamente por las familias, células vitales y esperanza de la sociedad y la Iglesia", y recordó "a los que sufren, especialmente en estos tiempos de dificultades económicas graves".
También tuvo presentes a los jóvenes "para que descubran la belleza, el valor y el compromiso del matrimonio, en el que un hombre y una mujer forman una familia, que con generosidad acoge la vida y la acompaña desde su concepción hasta su fin natural. Todo lo que se hace para apoyar el matrimonio y la familia, para ayudar a quienes más lo necesitan, todo lo que acrecienta la grandeza del ser humano y su dignidad inviolable -concluyó- , contribuye al perfeccionamiento de la sociedad. Ningún esfuerzo es inútil en este sentido".
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¿Qué audiencia tuvo este viaje apostólico de Benedicto XVI? Según Radio Televisión Española, 12,4 millones de espectadores vieron en algún momento la visita de Benedicto XVI a Santiago de Compostela y Barcelona. En todo el mundo, unos 150 millones de personas habrán seguido el viaje en sus televisores.