La actual sociedad capitalista, consumista y hedonista, agrede sin escrúpulos a los adolescentes y les estafa miserablemente. Son víctimas propiciatorias siempre frágiles e indefensas.
Carentes, en general, de claros principios éticos, con una personalidad inmadura e inexperta, sin modelos válidos de identificación, con una golosa capacidad adquisitiva, gozando de amplia libertad, en medio de un permisivismo social y familiar, sin formación religiosa, se ven inmersos y atraídos al mundo adulto. Son precoces en todo sentido. Les roban –sin darse cuenta- los mejores años de su vida y pronto les empujan a la corriente del sexo sin compromiso y al mundo de la droga. Pasan de niños a adultos sin solución de continuidad.¡La peor de las estafas¡.
Perciben el señuelo de lo fácil, experimentan que todo está a su alcance, sólo ven metas materiales, les incitan a comportamientos de riesgo en sus relaciones y luego les dejan solos, casi siempre, los más obligados. ¿Se extrañará alguien del fracaso de los adolescentes en la sociedad actual?.¿Quién o quiénes de los adultos están dispuestos a echar una mano a estas pobres criaturas tan miserablemente estafados?.