Oraciones a los Santos Arcángeles
Oraciones a los Santos Arcángeles
A SAN MIGUEL ARCÁNGEL PARA PEDIR LA PROTECCIÓN DEL CIELO
A SAN MIGUEL ARCÁNGEL PARA PEDIR LA PROTECCIÓN DEL CIELO
Me entrego y consagro al Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesús
Cristo, mi persona y vida, acciones, penas y sufrimientos para que
Gloriosísimo Príncipe de los ejércitos Celestiales. San Miguel
Arcángel, defiéndenos en el combate contra los principados y las
potestades, contra los caudillos de estas tinieblas del mundo, contra
los espíritus malignos esparcidos en los aires.
Ven en auxilio de los hombres que Dios hizo a Su imagen y semejanza,
y rescató a gran precio, de la tiranía del
demonio.
¡Oh misericordioso Jesús, abrasado en ardiente amor de las almas!
Te suplico por las agonías de tu sacratísimo Corazón y por los
dolores de tu inmaculada Madre, que laves con tu sangre a todos los
pecadores de la tierra que estén ahora en la agonía y tienen que
morir hoy. Amén.
Corazón agonizante de Jesús, ten misericordia de los moribundos.
Letanías del Sagrado Corazón de Jesús ¤
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Angel de Dios que eres mi custodio
ya que la Soberana Piedad
me ha encomendado a tí
guíame y protégeme por siempre
Amen.
ANGEL SANTO DE MI GUARDA
Angel santo de la guarda,
compañero de mi vida,
tú que nunca me abandonas,
ni de noche ni de día.
Aunque espíritu invisible,
sé que te hallas a mi lado,
escuchas mis oraciones
y cuentas todos mis pasos.
Angel de la paz, Angel de la Guarda, a quien soy encomendado, mi
defensor, mi vigilante centinela; gracias te doy, que me libraste de
muchos daños del cuerpo y del alma. Gracias te doy, que estando
durmiendo, me velaste, y despierto, me encaminaste; al oído, con
santas inspiraciones me avisaste.
Angel de la guarda,
mi dulce compañía,
no me desampares
ni de noche ni de día,
hasta que me dejes en los brazos
de la Virgen María.
Amén.
Angel de la guarda,
mi dulce compañía,
no me desampares
ni de noche ni de día,
que sino me perdería.
Amén.
Ángel de mi guarda, en este día que comienza , quiero pedirte, ya que tu tienes la misión encomendada por Dios, de velar y de cuidar de mí en esta vida, que me acompañes en este nuevo día , y precedas a lo largo de todo él todos mis pasos para evitar la caída. Que no me falte nunca y en ningún momento tu consejo, para que sepa elegir siempre lo bueno y lo más perfecto, aquello que sea agradable a Dios, según su Voluntad y para gloria de su Santo Nombre.
Vigilante estás Tú Dulce María,
silenciosa siempre a nuestro lado,
cuidando nuestro camino
y sacando las piedras
que hay a nuestro paso.
Nunca salgas de nuestra vida
Virgen mía,
perdidos estaremos si no tenemos tu guía,
a veces nos desviamos de la ruta que
nos trazas,
o desmayamos ante cualquier tropiezo,
pero siempre nos sacas adelante,
con la ayuda de Nuestro Padre.
Amén.
Angel de la guarda,
mi dulce compañía,
no me desampares
ni de noche ni de día,
hasta que me dejes en los brazos
de la Virgen María.
Amén.