Oración del Jueves Santo
Oración del Jueves Santo.
Oración del Jueves Santo.
Te bendecimos, Señor, a ti que eres nuestra luz,
y te pedimos que este domingo que ahora empezamos
transcurra todo él consagrado a tu alabanza.
Tú que por la resurrección de tu Hijo quisiste iluminar el mundo,
haz que tu Iglesia difunda entre todos los hombres la alegría
pascual.
Tú que por el Espíritu de la verdad adoctrinaste a los discípulos de
tu Hijo,
envía este mismo Espíritu a tu Iglesia para que permanezca
siempre fiel a ti.
Señor, Padre santo, que nos has mandado escuchar a tu amado Hijo, aliméntanos con el gozo interior de tu palabra, para que, purificados por ella, podamos contemplar tu gloria con mirada limpia en la perfección de tus obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén.
Señor, mira, con amor a tu pueblo, que trata de purificar su espíritu en estos días cuaresmales con la moderación en el uso de las cosas terrenas y haz que esta sobriedad alimente en él el deseo de poseerte. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén.
Señor, mira complacido a tu pueblo, que con fervor desea entregarse a una vida santa, y, ya que con sus privaciones se esfuerza por dominar el cuerpo, que la práctica de las buenas obras transforme su alma. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén.
Señor, haz que tu pueblo vaya penetrando debidamente el sentido de la Cuaresma y se prepare así a las fiestas pascuales, para que la penitencia corporal, propia de este tiempo, sirva para la renovación espiritual de todos tus fieles. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, quién contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Señor, haz que nos inclinemos siempre a pensar con rectitud y a practicar el bien con diligencia y, puesto que no podemos existir sin ti, concédenos vivir siempre según tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén.
Padre eterno, convierte hacia ti nuestros corazones, para que, viviendo consagrados a tu servicio, te busquemos siempre a ti, que eres lo único necesario, y practiquemos la caridad en todas nuestras acciones. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, quién contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
Padre nuestro, que estás en el Cielo,
durante esta época de arrepentimiento,
ten misericordia de nosotros.
Con nuestra oración, nuestro ayuno y nuestras buenas obras,
transforma nuestro egoísmo en generosidad.
Abre nuestros corazones a tu Palabra,
sana nuestras heridas del pecado,
ayúdanos a hacer el bien en este mundo.
Que transformemos la obscuridad
y el dolor en vida y alegría.
Concédenos estas cosas por Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.