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Padre Fernando Pascual

Podemos cambiar, ¿hacia dónde?

La libertad abre espacios hacia el futuro. Desde ella, podemos cambiar el orden en el escritorio y el color de las cortinas, el tipo de pasta de dientes y el programa de la computadora, la novela y la música que nos acompañarán durante el día.
Cada ser humano está abierto a un número casi infinito de horizontes. A veces siente angustia al ver ante sí tantas posibilidades. Tiene miedo a escoger mal, a equivocarse de nuevo, a dañar a otros, a ser herido por las elecciones de los cercanos o de los lejanos.

Promesas incumplidas, promesas vividas

Si prometo algo malo no estoy obligado a cumplirlo. Simplemente, me equivoqué, o me dejé llevar por la pasión, o quise parecer seguro para ganarme la confianza de otros, o estaba convencido de que era bueno lo que en realidad no lo era. Por lo mismo, tengo la obligación de arrepentirme, de reconocer mi error, de cambiar de ruta, de romper con esa mala promesa.
Pero si prometo algo bueno, algo justo, algo que merece ser respetado, ¿por qué tengo que cumplir lo prometido? La respuesta puede parecer fácil: porque lo prometí, pero sobre todo porque prometí algo bueno.

Aborto y dudas


6 de junio de 2011.- Cuando hay dudas sobre algo que puede llevar a un peligro grave respecto de la salud o de la vida de otros, se hace necesario escoger el camino más seguro, aquella opción que evite los daños que puedan producirse.