Reparación
Reparación
Jesús, oh prisionero de amor,
te amo, me arrepiento de mis pecados
y te adoro en todas las iglesias del mundo,
especialmente en aquellas donde estás
más abandonado, solo y despreciado.
Haz que mi corazón sea una lámpara ardiente,
que brille siempre delante de tu presencia
en cada día, a cada hora, a cada instante
y por toda la eternidad.