Extraña forma de divertirme
Viernes por la tarde. El móvil suena una y otra vez: ¿Voy a ir? ¿Cómo nos vamos? ¿Dónde nos vemos? ¿Invitamos a Fulano? ¿Pasas por mí? Después de 2 horas de llamadas para ponernos de acuerdo, al fin concertamos a las 10:00 pm en “X” “antro”.
En casa viene, al menos en los que no somos tan independientes, el problema del permiso, el dinero, el coche, la hora de llegada, el estira y afloja para conseguir media hora más… y una suma de dinero más alta de la que salió de la cartera de papá la semana pasada.