¡Oh Corazón de María!
¡Oh Corazón de María!
Tú que eres todo amor, todo pureza y santidad, vence por mí y en mí cualquier tentación a la que me encuentre sometió en el día de hoy.
Líbrame de los lazos que me tienda el enemigo y dame fortaleza para huir de las ocasiones de pecar, para evitar todo el mal que prohíbes, para practicar todo el bien que esperas de mí y para sufrir con paciencia todas las penas que permitas, que pase durante este día.
Dejen que los niños se acerquen a mí...
El Reino de Dios pertenece a los que son como ellos Mt. 19:14
Jesús, María y José
Los quiero mucho
Les pido por la vida
Del niño no nacido que
He adoptado espiritualmente
Y que está en peligro de ser abortado
Divino Corazón de Jesús, te adoro con todas las potencias de mi alma. Te las consagro para siempre, juntamente con mis pensamientos, palabras y obras, sentimientos y sufrimientos de este día. Dirige Tu, todas las acciones de mi alma y de mi cuerpo a lo largo de toda esta jornada; que las empiece, las continúe y las acabe, con el único fin de amarte y servirte , honrarte y alabarte. Purifícalas, corrígelas, únelas a las tuyas y ofréceselas a Dios Padre, para alabanza y gloria de su Nombre.
Jesús: Concédenos contemplar tu costado traspasado.
Concede que nuestros ojos y nuestro espíritu
puedan contemplarte, como verdadero Salvador
y prenda certísima de alianza eterna.
Bendito sea tu nombre, Dios todo poderoso que has creado la vida para
tu gloria.
Bendito seas Señor Dios, quien me has formado en el vientre y que me
conocías antes de que yo viniera a la existencia.
Bendito sea el gran regalo de la vida que yo disfruto gracias al
cuidado de mis padres quienes me criaron por la voluntad de Dios.
A SAN MIGUEL ARCÁNGEL PARA PEDIR LA PROTECCIÓN DEL CIELO
Me entrego y consagro al Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesús
Cristo, mi persona y vida, acciones, penas y sufrimientos para que
Gloriosísimo Príncipe de los ejércitos Celestiales. San Miguel
Arcángel, defiéndenos en el combate contra los principados y las
potestades, contra los caudillos de estas tinieblas del mundo, contra
los espíritus malignos esparcidos en los aires.
Ven en auxilio de los hombres que Dios hizo a Su imagen y semejanza,
y rescató a gran precio, de la tiranía del
demonio.