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rechazados

Rostros rechazados

Cada rostro nos habla, nos interpela, nos revela algo de la vida y del corazón de un ser humano. Rostros de niños, de jóvenes, de personas adultas, de ancianos: rostros distintos, llenos de riqueza y de misterios.

Hay “rostros”, sin embargo, casi invisibles. El rostro de un feto en el seno de su madre, el rostro de un pobre del que se rehúye la mirada, el rostro de un asesino que provoca desprecio a su alrededor.