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Oración

Oración

Para muchos la dificultad en la oración consiste en que nadie nos ha enseñado a orar. Cuando pequeños nuestros padres y catequistas nos enseñaron más que otra cosa a rezar. Es decir a repetir de forma litánica algunas fórmulas entre otras, por ejemplo, el Padrenuestro. El rezo se transforma en oración en la medida en que lo que decimos (o pensamos) nace de corazón y deja de ser una formula sin sentido. Orar, decía santa Teresa, es derramar el corazón en la presencia del Amado.

Sentir a Dios

Con Dios suele pasarnos como con el aire. Todos sabemos que existe. Nadie le ha visto ni tocado, pero nadie puede vivir sin el aire. Cinco minutos sin respirar y moriríamos. Sólo de vez en cuando oímos y sentimos al aire. Como fuerte vendaval o como suave brisa.

Dios es inmaterial, es espíritu puro. Estamos incapacitados, mientras vivimos, para ver a Dios. Nos pasa a los mortales como al ciego de nacimiento que está incapacitado para ver y menos conocer los colores, por muchas explicaciones que se le dé.