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demás

El futbol y demás yerbas

Me declaro saturado. Después de meses de información, propaganda, mercadotecnia y transmisiones, ya no quiero más futbol. ¿Verdad que si le oyéramos a alguien afirmar esto lo inscribiríamos en nuestro libro de las pastas negras; lo declararíamos apóstata y le negaríamos el respeto exigido a todo ser humano? Nada más eso nos faltaba: ¡renegar del sagrado deporte de las masas! Eso sí que no tiene perdón de Dios.

Ante los demás, ante la conciencia, ante Dios

Los “demás” ejercen sobre cada uno una presión muy particular. Nos miran, piensan y dicen muchas cosas sobre lo que somos, queremos y hacemos. Tal vez algunas de sus afirmaciones sean verdaderas. Otras, más o menos aproximadas. Otras, completamente fuera de lugar y sin el menor respeto hacia la justicia y la verdad. Pero el hecho de que se diga de mí una cosa u otra, de que me piensen listo o tonto, ingenuo o hipócrita, trabajador o perezoso, influye no poco en lo que yo mismo pueda llegar a creer sobre mi propia personalidad.