Oración desgarrada
Fui testigo, en la sala de un hospital, de cómo hay que rezar a Dios con fe y confianza.
Estaba acompañando a la esposa de un feligrés a quien iban a intervenir, a vida o muerte, tras un infarto de corazón.
Cuando le ingresaron en el quirófano, la mujer estalló en un llanto incontenible y entre sollozos se dirigía a Dios, con palabras desgarradoras, pidiendo a gritos se apiadase de ella y su familia y salvase a su esposo. Nada le importó la presencia de todos los que allí estábamos acompañándola.